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Las estaciones de la vida y su relación con la salud. Por Elizabeth Santángelo.


ancianos-armstrong-y-region-Días pasados leí una noticia en una página digital que me sorprendió.
Decía que en Italia, en el pueblo de Sellia, región de Calabria, con 500 habitantes, el 60% de la población son ancianos. Por eso, el alcalde Davide Zicchinella explicó que la norma vigente en estos momentos es que en el pueblo “está prohibido morirse”.
La razón es que él lo toma seriamente y lo que busca es que lo pobladores “se preocupen de su salud”, que la cuiden y valoren. Además, que aquellos que tienen hábitos perjudiciales para la salud deberán pagar más impuestos.
Esa ordenanza no es una broma, pues el hecho es que en esa localidad así como en otras de Italia, existe la despoblación.
Qué esencial es para la vida que se pueda mantener un óptimo estado de salud, no sólo para sí mismo sino para contribuir con el lugar donde vivimos, como el caso que acabamos de ver.
Es posible que nadie quiera morir, pero generalmente, el factor salud es el que se ve más comprometido.
¿Es natural mantener un estado saludable con el correr del tiempo, sin que intervengan factores fisiológicos o funcionales capaces de alterarlo?
Así como en las cuatro estaciones del año, cada una tiene su encanto, podremos disfrutar tanto del frío, calor, del tiempo templado, primavera o lluvioso, pero todas señalan un estado de la vida que depende exclusivamente del cristal con que las apreciamos.
Es posible que si te dejas llevar por estados anímicos, de acuerdo a éste tendrás la posibilidad de vivir en armonía o no, de estar bien o sufrir.

-No dejes enfriar el corazón ni mantenerlo estático como el duro invierno.
-No permitas que tal como un verano acalorado y extenuante, tu carácter pueda llevarte al plano de la violencia.
-No admitas que como en otoño, caigan tus hojas de la dignidad y las maltraten.
-No te prives de aspirar profundo los aromas primaverales para que puedas apreciar una vida sin sobresaltos.
Del mismo modo se comporta el estado de nuestra salud. Para mantenerla en orden, también tienen que estar presente los buenos pensamientos, el deseo de vivir y dar lo mejor de sí mismos.
Recuerdo la experiencia de una muy querida amiga, actualmente de 96 años, que al jubilarse empezó una nueva actividad: toda su vida había anhelado pintar, y ese fue el momento que comenzó a dar sus primeros pasos en el mundo de las artes.
Desde hace algunos años, ella se dedicó a pintar al óleo y espátula, y en oportunidades ha organizado exposiciones en donde muchas de sus obras fueron adquiridas y reconocidas por su valor artístico.
Esto significó la manera de obtener y aumentar sus ingresos, y además sentirse sana, útil e inspirada.
Mary Baker Eddy, quien fue defensora del derecho innato de cada uno a la salud y a la longevidad, dejó expresado: “La Vida es eterna. Debiéramos descubrir esto y comenzar a demostrarlo. La Vida y la bondad son inmortales. Entonces demos formas a nuestros puntos de vista de la existencia con belleza, lozanía y continuidad, más bien que con vejez y decrepitud”.
Alcanzar la continuidad de la vida es saber que no vamos declinando, que es necesario seguir sintiéndonos útiles no solo para uno mismo sino también para el entorno.

¡Vivir es la consigna; vivir bien y felices es nuestro derecho innato!
Quedémonos en esta bella estación…
Elizabeth escribe sobre salud y bienestar desde una perspectiva espiritual, y representa en Argentina al Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana. Twitter: @elisantangelo1
Email: Argentina@compub.org