Gestión Comercial, un trabajo tranquera adentro.


Por Marianela De Emilio | Ing. Agr. Msc. Agronegocios – INTA Las Rosas – Docente de AgroEducación

Tomar asiento sobre la tranquera de nuestra agro empresa, mirar el contexto dentro y fuera de ella, ordena la perspectiva para tomar decisiones en un momento clave de definiciones.  

Conocer las variables que afectan los precios y rendimientos de los granos tranquera afuera, si bien permite dimensionar el riesgo de fuertes variaciones fuera del control de la empresa agropecuaria, solo tiene sentido cuando hay conocimiento y análisis de las variables que afectan la rentabilidad tranquera adentro y se actúa en consecuencia. 

La gestión es un conjunto de procedimientos y acciones que se llevan a cabo para lograr un determinado objetivo. La gestión comercial agrícola específicamente, es el área que establece el marco contractual, comercial y la guía para entregar o recibir mercadería desde el inicio hasta la finalización de cada ciclo comercial. 

La gestión comercial requiere de presupuestos productivos, comerciales y financieros, registros, contratos, proveedores, comercializadores, etc. Todo lo que, acompañado con asesoramiento y capacitaciones que desarrollen un adecuado nivel de análisis, permitirá tomar mejores decisiones en la gestión de costos y ventas.

Gestionar costos involucra interpretar el contexto, el tipo de cambio al que se operan los granos e insumos, relación insumo/producto, tipos de financiación disponibles en PESOS y en Dólares, plazos de financiación, etc. Gestionar ventas, por otro lado, requiere conocer escenarios productivos, que afectan el desarrollo y rendimiento potencial de los cultivos, y escenarios comerciales, que afectan los precios presentes y futuros de la cosecha. 

Ambas gestiones articulan entre sí, sea por calzar precios futuros de granos con fechas de compromisos de pagos, y/o por pago de créditos a cosecha, y/o pago de alquileres, servicios, etc. Dada esta articulación y la llegada de la cosecha gruesa 23/24, hay volúmenes potenciales a ser liquidados durante abril, mayo y junio. En el actual contexto de precios bajos del mercado de granos, la pregunta a formular es ¿podrán compensar los rendimientos la baja de precios para cancelar costos y lograr rentabilidad? 

Repasando la evolución de precios, el futuro mayo 24 de soja bajó U$S -56,5/TN desde mediados de noviembre 23, U$S 348/TN, hasta hoy, U$S 291,5, mientras los futuros de maíz en el mismo período bajaron de U$S 194 a 168/TNU$S -26/TN el abril 24, y de U$S 179,5 a 165/TNU$S -14,5/TN, el julio 24. Esta baja de precios causa que se necesitará vender más grano para cancelar costos, o, dicho de otra forma, las bajas en soja causan que, lo que pagaba una tonelada de soja al precio futuro de mayo 24 en noviembre pasado, hoy se pague con 1,2 toneladas, 20% más de grano, las bajas en maíz resultan en que, lo que pagaba el precio de una tonelada de maíz futuro abril y julio 24, en noviembre del año pasado, hoy requiera de 1,15 y 1,1 toneladas respectivamente al precio futuro actual finalizando el mes de marzo 24. 

Ante la actual baja de precios, los rendimientos debieran crecer 20% a 10% respecto de lo presupuestado el año pasado, lo que en muchas zonas será inviable por las inclemencias climáticas y sanitarias sufridas durante la campaña. Es importante entonces recordar que, disminuir el riesgo de baja de precios a través de herramientas comerciales, como futuros y opciones agrícolas, permite cubrir precios de venta de posibles bajas, con anticipación, cuando los precios futuros ofrecen rentabilidad en pre cosecha. Considerando que los precios de soja se han recuperado parcialmente de las bajas más fuertes, dado que había tocado mínimos de U$S 270/TN a fines de febrero 24, y ante presión de venta que podría haber a cosecha, cubrir parte de las ventas que planean hacerse a cosecha es recomendable. Recordar que solo hay 1,8 millones de toneladas de soja 23/24 con precio, de una cosecha que proyecta ser de 48-50 millones de toneladas, un tercio de la que podría necesitar ser liquidada en el corto plazo, generando presión de venta y por tanto profundización de baja de precios. El gráfico muestra la evolución del futuro soja mayo 24.

En cuanto al futuro de maíz abril y julio 24, la recuperación de precios desde los mínimos hasta ahora alcanzados, apenas recuperó valor, sin resultar los precios futuros actuales en rentabilidad para los planteos de maíz tempranos y tardíos en campos alquilados, esto hace no recomendable cubrir precio, dado que las bajas ya ocurrieron y no es sustentable concertar precios que no resulten rentables, sumado al riesgo productivo que presenta el maíz tardío a nivel nacional. 

Cuando se presupuestó la presente campaña 23/24, se estaba atravesando uno de los peores resultados productivos de la historia argentina, por la sequía 22/23. Durante esa planificación, no todas las agro empresas propusieron en sus presupuestos una rentabilidad objetivo, sino que los cálculos se orientaban a financiar o refinanciar producción. La rentabilidad es la ganancia resultante, luego de pagar los costos totales de la producción, cosecha, comercialización y, si quiere obtenerse un margen neto, sumar costos de estructura. No presupuestar rentabilidad objetivo ni los precios necesarios para lograrla, evita que se analice respecto a decisiones comerciales que podrían haber resguardado rentabilidad, y trabajar en función de acotar el riesgo de variación de renta por variación de precios.  

Llegando a la cosecha, los precios, a rendimientos proyectados, al descontar costos, muestran variados resultados en planteos bajo alquiler. Rentabilidades estrechas pero aceptables en soja y rentabilidades nulas a negativas en maíz. Cuando se contrasta esta renta con la ofrecida por activos de la Bolsa de Valores, como Bonos del tesoro nacional, en algunos casos resultan inferiores o empatadas, y no entusiasma a la inversión y asumir riesgo en la actividad agrícola. Conclusiones: El contexto macroeconómico local e internacional atraviesa la gestión comercial. Esto no solo no justifica la falta de gestión, sino, por el contrario, crea el compromiso de ajustar la misma para acotar riesgo de pérdida de rentabilidad por variación de precios. Capacitarse para interpretar lo que ocurre tranquera afuera y tomar decisiones tranquera adentro ofrece la oportunidad de ser competitivos con rentas productivas que superen a las financieras, haciendo que el riesgo y el esfuerzo sean compensados con resultados superadores

Por Marianela De Emilio | Ing. Agr. Msc. Agronegocios – INTA Las Rosas – Docente de AgroEducación