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Denuncian defraudación por 900 mil pesos en el Juzgado de Faltas de Monje


Aunque es materia de investigación, las sospechas apuntan contra una empleada que habría desviado parte del dinero recaudado

Monje atraviesa días difíciles. Previo a la Navidad explotó una certeza: empleados comunales desviaron una importante suma de dinero público. La cifra aún no está confirmada pero sería cercana al millón de pesos.

El artilugio se habría realizado en los últimos tres años, desde la incorporación del radar sobre la ruta nacional 11 en 2016. Hay una empleada con licencia y todo el sector bajo la lupa. Indignado, el jefe comunal, Pedro Severini, fue el encargado de radicar la correspondiente denuncia penal.

El 24 de diciembre, mientras todos se preparaban para disfrutar de la nochebuena, en el Centro Cívico de Monje los papeles colmaban los escritorios. Un indicio fue suficiente para que el olor a fraude agriara el ambiente y generara una auditoría interna, que no tardó en dejar en manifiesto sospechas contundentes ante los ojos de los profesionales.

En 2016 se instalaron en los ingresos al pueblo del departamento San Jerónimo radares sobre la ruta nacional 11, que controlan el exceso de velocidad. En consecuencia se organizó para su supervisión una oficina dentro del Juzgado de Faltas, en la que cobraban los valores dispuestos por el organismo nacional a quienes cometieran faltas de tránsito.

En el repaso de la región los radares fijos habilitados por la Agencia Provincial de Seguridad Vial (APSV) y homologados por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti) están ubicados: dos en la autopista Rosario-Santa Fe, dos en Monje y los restantes en Centeno y Salto Grande. Que mantienen un funcionamiento similar.

Días atrás, las versiones de irregularidades comenzaron a sonar cada vez más fuerte y la comisión comunal determinó tomar una medida concreta: auditar los casi cuatro años de funcionamiento del organismo encargado del tema. El cruce de datos fue categórico: de mediados de 2017 hasta mayo de 2019, cuando cambiaron el sistema de conteo de los pagos, hubo constantes desvíos de fondos.

Planillas

Ante la inquietud de cómo pudo suceder, la respuesta oficial fue menos compleja de lo que se puede imaginar. Creían en la honestidad de quien realizaba la función. La comuna recibía planillas con una determinada cifra que era similar a la que le ingresaba a las arcas comunales, pero en el medio se sumaban faltantes.

Aseveraron en esa dirección que era muy probable que de no haber sido detectado de ésta manera, podría haber pasado inadvertido para siempre.

Inmediatamente hubo medidas. De las tres empleadas del sector dos continúan sus funciones, y una tercera, que es quien realizaba la contabilidad del documento remitido a la sede oficial, está cumpliendo con sus vacaciones atrasadas.

Desde la gestión comunal de Monje eligen ser cautos manifestando con claridad que el faltante existe pero que no se pueden precisar montos, aunque este diario corroboró que se tratarían de unos 900 mil pesos, también decidieron evitar señalar a alguien como presunto culpable.

En diálogo con La Capital, Pedro Severini, presidente comunal afirmó que «la oficina es un área independiente de la administración comunal. Nosotros confiábamos en las planillas que nos enviaban. Esto nos cayó como un balde de agua fría».

Desde la semana pasada hay un equipo que investiga, compara y analiza todos los pasos realizados por la dependencia. El jueves, una vez que se comenzaron a confirmar los primeros indicios, el presidente comunal acudió a la comisaría y denunció el ilícito.

En ese sentido, se mostró infalible. «En el momento de hacer la denuncia no me tembló el pulso, actué como creo que se debe actuar. Nosotros no estamos manejando bienes nuestros sino que son públicos y eso tiene un mayor compromiso aún», consideró Severini.

Con voz firme, entre enojo e indignación, el justicialista indicó que los profesionales, tanto abogados como contadores, están «hilando muy finito» para detectar todos los detalles del fraude. «Cuando comenzamos a indagar nos dimos cuenta de que no se trata de un error administrativo, sino que varios meses daban faltantes y que los números estaban disfrazados».

Sin titubear, Severini confió en que no dudará en llegar hasta las últimas consecuencias para que el responsable sea juzgado como corresponde, y realizó un mea culpa: «La gente del pueblo sabe cómo trabajamos, esto nos demuestra que no tenemos que confiar tanto, sino que debemos estar más atentos. Nos servirá para tener más precaución».

El lunes a primera hora las autoridades se volverán a reunir en una convocatoria que realizó la comisión comunal donde recibirán al representante de la minoría, Sebastián Fernandez. Pese a que se barajó que para entonces ya estarían los resultados de la auditoría, éste diario confirmó que los especialistas tardarán más tiempo.

Suceden días difíciles, de muchas sensaciones encontradas para el pueblo de unos tres mil habitantes a orillas del río Coronda. El 2019 termina como un huracán, que cuestiona los valores fundamentales como la confianza o la honestidad pero que pretende, una vez que pase el temporal, revalorizarlos apostando a la Justicia para que llegue con la tranquilidad del deber cumplido.

Por Fabrina Donato