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Cañada de Gómez. Unidos, documento leído en la Plaza de la Vida.


Plaza-vida-24 de marzoHoy, 24 de marzo de 2019, a tres años de esta nueva etapa con los empresarios en el poder, con algunos de los grupos civiles cómplices del golpe del 76 en el gobierno, se cumple lamentablemente, no lo que prometieron sino aquello que muchos preveíamos.

Sabemos que el aliento a este giro a la derecha que está ocurriendo en buena parte de Nuestra América, como Brasil y Venezuela, responde a una necesidad de intereses que están mucho más allá de la gente y de los estado-nación, intereses que fundamentan su accionar en el negocio y el poder. Intereses que crean dinero para sus bolsillos y nos convidan con sobras. De este modo, tarifazos, desocupación, hambre, injusticia, son también terrorismo de estado. Pero, a pesar de esto, vimos como buena parte de esa gente les dio su apoyo. Entonces nos preguntamos ¿cómo somos capaces de votar a nuestros verdugos?

Y ensayar una respuesta transita por cuestiones tan complejas y tan simples como la mente humana y su bolsillo. Igual aventuramos unas hipótesis. Creemos que, por un lado, a pesar de los beneficios del populismo, si este no destraba algunas cuestiones estructurales, si no se cuestiona los yerros, si no le interesa o no logra superarse, tarde o temprano se desgasta y colabora en crear un clima que pide cambio. No hay capitalismo justo y si existe no tardara en ser salvaje. Y por el otro, somos incapaces todavía de crear algo distinto desde los sectores populares. Los tres candidatos de las últimas elecciones presidenciales con posibilidades de ganar, Macri, Scioli y Massa, estaban del otro lado.

El desafío, como decíamos los años anteriores, para los que estamos de este lado, sigue siendo la unión de los que buscamos un mundo antiimperialista, anticapitalista y antipatriarcal. Como dice Alfredo Grande, el primer requisito es el deseo de unión. Una unión programática, electoral, conceptual, la que haga falta. Y diferenciarla de la unidad, que siempre termina siendo reaccionaria, hegemónica, conservadora; la unión es otra cosa, tolera la diversidad, la necesita. La unidad termina aplastando la diversidad. Y otro factor imprescindible es una necesaria, sincera y profunda autocrítica de los que trabajamos por la unión.

Por último, destacamos los resortes democráticos que el pueblo se encarga de mantener ejercitado, saliendo a la calle, como ante el intento del dos por uno, del “blanqueamiento” de las Fuerzas Armadas, de ocultar la persecución hasta la muerte de Santiago Maldonado, de justificar los tiros por la espalda a un pibe de nueve años, en fin, de muchos de los casos de violación de derechos humanos que siguen ocurriendo en democracia. Y valoramos los movimientos de las mujeres antipatriarcales y de los colectivos socios ambientales, que siguen madurando a través de sus luchas, que siguen creciendo, que siguen ampliando sus bases de legitimación. Que subvierten el orden, que proponen nuevas formas de organización y acción. No sabemos si hoy son LA respuesta, con mayúscula, pero sí que ahí hay que poner la lupa para buscarla.

Por un pueblo que pueda repensar su historia para aprender. Un pueblo   crítico, atento y participativo que siga gritando cada vez que haga falta nunca más.

 ASOCIACIÓN DDHH CAÑADA DE GOMEZ