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Wiphala. Por Rubén Eduardo Kelo Moreno.


Vinieron, invadieron, engañaron, robaron, expropiaron, esclavizaron, humillaron, y asesinaron a un pueblo libre, a una gran Nación, a nuestro joven Continente.

Pasaron siglos y continúan con esa cultura bestial, teniendo otros rostros y otras formas poco sutiles y no muy diferentes de aquellas.

Se habla del encuentro de dos mundos y no de que uno se apropió del otro imponiendo su cultura, están en la búsqueda de una tercer vía, en rescatar lo diferente como idea positivista de la existencia actual.

Creemos más en la idea de aquellos comprometidos a través del tiempo, con el dolor de ese pueblo invadido donde cada año se une en repudio a esa triste historia de muertes y saqueo a los hermanos originarios.

Si descubrieran nuevos mundos, repetirían la misma historia, hoy en España se hace una reivindicación con grandes festejos a tremenda invasión, a diario vemos invadir países imponiendo con sus grandes buques de guerra y aviones que bombardean y matan inocentes destruyendo países para quedarse con sus riquezas, siguen siendo una amenaza para las inocentes poblaciones del mundo, pasan los siglos y la humanidad reboza de historias de muertes.

Cada conmemoración se utiliza como efeméride y no como día de reflexión para que nunca más pase; tristemente vemos un mundo cerrado en sus fronteras, deshumanizado, violento y de desigualdades, controlado desde el poder pero, también avanza la unidad de los pueblos en la hermandad cultural en la búsqueda de un mundo lógico para todos.

Este mes de octubre nada que festejar si mucho para construir, en 1975 el cantautor mexicano Gabino Palomares compuso” La maldición de Malinche” una de las obras más representativas del movimiento de la Nueva Canción, en uno de sus párrafos inmortaliza lo que seguimos viviendo a pesar del paso del tiempo.

Hoy, en pleno siglo XX/XXII: Nos siguen llegando rubios, y les abrimos la casa Y los llamamos «amigos» Pero si llega cansado Un indio de andar la sierra, lo humillamos y lo vemos Como extraño por su tierra Tú, hipócrita, que te muestras Humilde ante el extranjero, pero te vuelves soberbio Con tus hermanos del pueblo Oh, maldición de Malinche…”

Hoy, un gobierno que se dice popular viola derechos con una mirada ciclope, a un empresario que por leyes totalmente ilógicas se le entregan tierras con un sentido de propiedad, Joe Lewis cierra el camino a Lago Escondido y se burla de fallos de la justicia y el gobierno propone abrir otro camino.

En 1994 el Congreso Nacional sanciona con fuerza de ley el art. 75 inc 17, donde establece el reconocimiento de la preexistencia de los pueblos en el territorio nacional.

Los pueblos originarios han estado desde siempre, antes de la fundación del Estado Nacional la Ley 26160 declaró la emergencia en materia de posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas originarias del país, y leyes que se le reconocen su propiedad, y son reprimidos por fuerzas estatales, excusándose con que respetan la Constitución pero hay leyes para violar ambas.

Esto marca una profunda tristeza el 12 de octubre de 1492 /2022 solo cambian los tiempos y el resultado es repudiable en muchos de nuestros representantes, en tiempos donde reaparecen ideas que creíamos desterradas por la evolución.

Ese desprecio persistente por el otro: el excluido, marginado, empobrecido, víctima del sistema; debemos revindicar colectivamente y de una vez la cultura de nuestros hermanos originarios abriendo nuestros corazones llevando la Wiphala mostrando sus colores como signo de solidaridad por un mundo humanista para todos.

Rubén Eduardo Kelo Moreno