Los olvidos de la edad son un tema a considerar, ya que si bien muchas veces no indican problemas mayores, en otras son el síntoma de enfermedades que necesitan tratamiento. Cómo diferenciarlos. Encuentros para mantener la mente ágil. Por Lic. Mónica Bigoglio y Lic. Gabriela Martino.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2020, en América latina habitarán alrededor de 200 millones de personas de más de 60 años, y se estima que para 2050, el 22% de la población mundial será mayor de 60 años, cuando en la actualidad solamente hay un 11%.
La Argentina no está ajena a esta tendencia. Según el censo 2012, la expectativa de vida de nuestra población es de 76 años y, actualmente, los adultos mayores representan el 14,2% del total.
Al respecto, uno de los problemas que más preocupan a los especialistas en tercera edad es la pérdida de memoria, que en algunos casos suele ser el síntoma inicial y más característico de la enfermedad de Alzheimer, la causa más frecuente de demencia.
“Hay que aclarar que existen los olvidos benignos o normales, cuando uno olvida algo en determinado momento, pero puede evocarlo más tarde, como, por ejemplo, un número de teléfono o el nombre de una persona que acabamos de conocer. Son muy distintos de los olvidos patológicos, donde no se puede recordar una escena o vivencia completa, o aparece un episodio de confusión grave donde la persona se desorienta y no sabe, por ejemplo, cómo regresar a su propia casa o a un lugar conocido. Éstos últimos requieren una consulta profesional”, advirtió Mónica Bigoglio.
Indicios a tener en cuenta.
Alteración de la memoria reciente (lo que se hizo durante el día), ser reiterativos, olvidar lo que les contaron, desorientación en la calle, olvido de citas o de llamados, confusión con respecto al dinero, olvido en el pago de cuentas y organización de la casa, tener que releer el capítulo de un libro que se está leyendo por no recordar su argumento, olvidos de nombre de personas frecuentadas habitualmente; dificultad para planificar almuerzos familiares, cantidad de comida y/o bebida que deben preparar o comprar, y aumento de errores en el trabajo habitual son algunos de los principales indicios a los que deben estar atentos los familiares de estas personas.
Talleres grupales.
Actualmente en la localidad de Correa, Santa Fe, se están dictando estos talleres para personas mayores de 40 años, pensados para quienes quieran rehabilitar su memoria. Los asistentes participan de las actividades para mejorar el funcionamiento cognitivo en general, la capacidad de memoria, el lenguaje, la atención, la concentración y el razonamiento por medio de ejercicios y juegos motivadores. Expresaba la psicóloga Gabriela Martino.
“También recurrimos a la expresión corporal, gimnasia recreativa y a juegos grupales que faciliten el desarrollo o la recuperación de las potencialidades que cada integrante posee. Principalmente, tratamos de transmitir buen humor, respeto por el otro, de compartir conocimientos sobre salud y concientizar sobre la importancia de la prevención”, agregaba Mónica Bigoglio.
Generalmente, en los talleres, los adultos mayores plantean la preocupación que les generan los olvidos que comienzan a notar para nombres propios o recuerdo de citas o eventos.
Pero muchas veces, los pacientes refieren dificultades de atención que interfieren, por ejemplo, en sus hábitos de lectura. Otros también manifiestan dificultades para nombrar objetos, que generalmente se confunden con olvidos. Por eso, estos ejercicios necesitan de la intervención de profesionales capacitados en neuropsicología, que puedan distinguir los distintos motivos de consulta, para poder diseñar intervenciones adecuadas.
“El proceso de evolución es muy favorable. Al ser un tratamiento no farmacológico de la memoria, los efectos secundarios son inexistentes. Los pacientes, si mantienen con regularidad las sesiones una vez por semana y realizan las pautas y directivas brindadas en el taller, tienen una buena evolución”, afirmó Martino.
Además de todos los progresos neurológicos y cognitivos, estos talleres brindan el beneficio de vincularse con pares. “La posibilidad de aprender con otros, jugar, divertirse, pero también ser interpelado por los demás, constituye un gran estímulo. Muchas personas padecen la soledad y el aislamiento y estos grupos, al tiempo que persiguen el objetivo de mejorar las funciones cognitivas, permiten conocer a otras personas, relacionarse y hacer amistades, lo que sin duda es muy bueno para la salud y el mejoramiento de la calidad de vida”, finalizó Bigoglio.Programa Televisivo “Prevención y Salud”. Estreno Lunes 13,30hs. Reiteración Jueves 20hs y Sábados 12,30hs. CableImagenArmstrong.
Colsecor TV Cooperativa. Miércoles 12hs.