La principal fuente de energía del cuerpo humano es la glucosa, que proviene de los alimentos ricos en hidratos de carbono que consumimos.
Ésta debe penetrar en las células para ser usada como energía, y este proceso sólo se lleva a cabo con la insulina como intermediario.
La insulina es la que permite la entrada de la glucosa a las células. Cuando no se logra esta interacción, se produce lo que llamamos insulinorresistencia, que literalmente, es la resistencia de la célula a la acción de la insulina.
Cuando hay insulinorresistencia, el páncreas sigue produciendo más insulina, pero ésta no es usada para canalizar la glucosa, lo que finalmente produce un aumento del azúcar en la sangre. Si esto no se controla a tiempo, el páncreas deja de funcionar y de producir insulina, y es ahí cuando se diagnostica la diabetes mellitus (tipo 2).
El diagnóstico de este síndrome se obtiene a través de un examen de sangre que mide la glicemia. Los niveles normales de esta son hasta los 100 miligramos por decilitro. Si un paciente está entre los 100 a 125, es probable que sea resistente a la insulina. Sin embargo, la confirmación de diagnóstico se realiza con el test HOMA que analiza la glicemia y el nivel de insulina en la sangre, si los niveles superan los 2.6 puntos, la persona es insulinorresistente.
¿Por qué se produce la insulinorresistencia?
La resistencia a la insulina puede producirse por causas genéticas, si existen antecedentes familiares. Aún así, la bioq. Mariana Bianciotto afirma que “la mayoría de los pacientes insulinorresistentes llegan a serlo por tener malos hábitos alimenticios, por no practicar deporte y tener sobrepeso. Lo positivo, es que estos factores son modificables y así se puede revertir la resistencia a la insulina”.
Una alimentación desequilibrada y la falta de actividad física constante, a lo largo del tiempo pueden generar obesidad. Cuando una persona aumenta acumula excesivo tejido adiposo, los receptores de la insulina de las células disminuyen, por lo tanto no se metaboliza la glucosa y ésta se queda en el torrente sanguíneo.
Hábitos saludables para una mejor calidad de vida
Quienes desarrollan resistencia a la insulina, puedes llevar una vida normal pero deben seguir hábitos saludables básicos. “una persona insulinorresistente que come sano, hace ejercicio y baja de peso, puede terminar con esa relación anormal en el organismo”.
Cuidar la alimentación
Cada paciente con resistencia a la insulina debe seguir las pautas de alimentación que su nutricionista entregue, pero a modo general lo que se debe hacer es:
Disminuir la ingesta de grasas saturadas o de origen animal.
Eliminar en lo posible todo tipo de azúcares.
Escoger alimentos integrales, ya que la fibra que contienen ayudan a bajar los niveles de glicemia en la sangre.
Realizar 4 comidas diarias evitando pasar muchas horas sin ingerir alimentos.
Practicar regularmente una actividad física
Hay dos razones fundamentales por las que una persona insulinorresistente debe practicar deporte al menos 3 veces a la semana:
Activa receptores de insulina: con la actividad física se trabajan los músculos que son receptores de insulina. De esa forma, se facilita el ingreso de glucosa a las células.
Ayuda a quemar grasa: correr, caminar, andar en bicicleta, nadar o correr son algunas de las actividades cardiovasculares que se pueden practicar para quemar el exceso de grasa en el organismo. Las personas que están en un peso normal dejan de ser resistentes a la insulina.
Fuente: Bioq. Mariana Bianciotto.
Programa Tv. Prevención y Salud. Lunes 9 de mayo 13,30hs.
Reiteración: Jueves 20hs y sábado 12,30hs
