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Hablando el mismo idioma. Por Elizabeth Santángelo.


secondaryImage_1138Me ha ocurrido que al haber escuchado muchos términos difíciles de un interlocutor con otra escala de conocimientos, no supe muy bien si interpreté su mensaje.

Esto mismo ocurre en otro nivel, tal vez después de una conversación con un profesional, un experto en cualquier área o hasta en un intercambio con alguien idóneo en religión.

Días pasados en un programa televisivo, el Dr. Daniel López Rosetti, autor de varios libros y especialista en Clínica Médica y Cardiólogo Universitario, decía que “cualquier persona transmite más cuando habla en el mismo idioma del interlocutor, no sintiéndose superior o expresando términos poco entendibles. Es la sencillez y amor en las palabras lo que hace sentir bien a quienes nos escuchan”.

Dio el ejemplo que “es un mejor médico aquel que tiene tiempo para observar y escuchar al paciente. El mismo paciente es quien da el diagnóstico muchas veces, por su manera de expresarse, e igualmente el médico por saber interpretarlo”.

Como cristianos, muchas veces sin darnos cuenta emitimos conceptos que para otros pueden ser poco familiares.

Si se quiere transmitir una enseñanza o reflexión es más eficaz que se piense a quién tenemos delante y así poder compartir ideas claras y en un léxico entendible.

 

 

 

Por ejemplo, como adherente de la Ciencia Cristiana, sé que hay expresiones que son entendibles  para quienes están familiarizados con su terminología, aunque para otros pueden resultar desconocidas.

Cuando estudiamos la Biblia, apreciamos que muchas de las enseñanzas de Jesús, fueron transmitidas a través de parábolas y ejemplos prácticos. Y eso mismo puede ser aplicado en nuestras conversaciones, para dar una idea cabal de lo que queremos dar a entender.

El idioma del Espíritu se entiende cuando el pensamiento está despojado de todo sentido material de la vida, y entonces ahí es posible entender la metafísica. Entendemos por “metafísica” al conocimiento  que está más allá del reino físico al discernir las profundidades del ser.

La Descubridora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, habiendo investigado seriamente este aspecto de la existencia mediante el estudio de la Biblia, comprendió el significado espiritual de las enseñanzas de Jesús y su demostración. Y esto fue como haber interpretado una “nueva lengua”, una manera sencilla de llegar a la Verdad y su poder para restaurar la salud y el bienestar de todos.

Muchas veces se dice que el lenguaje del Espíritu no se capta fácilmente y por esa razón Jesús recurrió a las parábolas para impartir sus enseñanzas.

Una de sus parábolas fue cuando comparó la semilla de mostaza, con la fe verdadera y el reino de los cielos.

Como toda semilla hay un potencial de vida en ella; tiene la capacidad de crecer y desarrollarse, hasta transformarse en un árbol frondoso.

La fe, tiene al igual que las semillas, un potencial de vida en su interior, asimismo para establecer el reino de los cielos, la armonía, en nuestra consciencia, ya pre-existente en ella.

Demostrar que es natural encontrar salud por medios espirituales al recurrir a la oración. Que es probable ser feliz hallando el significado espiritual de la felicidad, no dependiendo de factores externos sino de encontrarla en nuestro corazón.

Este lenguaje es sencillo y así habló siempre Jesús, tal como Mary Baker Eddy, autora de muchas obras, para que todos lograran captar la interpretación de sus revolucionarios y sanadores mensajes.

He recibido algún planteo que algunos términos de su libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras son difíciles de comprender, porque está escrito en un lenguaje elevado y metafísico.

El estudio diario de la Biblia y también de los escritos de Mary Baker Eddy traen luz a la comprensión espiritual, aportan ideas que tocan el corazón y lo transforman verdaderamente.

En alguna oportunidad no captaba el significado espiritual de algún texto, dejándolo en suspenso por un lapso de tiempo, así como el artista deja descansar su obra para lograr una nueva inspiración.

Pasado ese intervalo, la comprensión sobrevino naturalmente y el pensamiento fue ampliándose a nuevas perspectivas de la vida y la felicidad, disipándose todas las dudas.

Comprueba tú mismo que puedes ser claro en tus apreciaciones y conceptos para compartir sin restricción tus conocimientos y experiencias.

Esta realidad es viable para ti, e intenta unirte a los demás en cada propósito y en cada oportunidad para estar cerca de ellos con claridad y transparencia.

Comprendiendo la Verdad para ti mismo también los demás la comprenderán y aceptarán, sin duda.