Como una constante, otra vez, paredes de instituciones aparecen con inscripciones obscenas y desubicadas. Lo que ya traspasa lo que podemos encasillar en el folclore de la gente, esto es lisa y llanamente imbecilidad pura, a nada conduce este tipo de actos sólo a generar violencia.
Informe, Jorge Tagina, para Armstrong y Region.