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El parejense Facundo Ardusso completó su primer Dakar.


Facu-ArdussoLogró un más que digno 22º lugar, aprendiendo todo el tiempo a bordo de la Duster que iba a conducir Alain Prost, quién al final se bajó.
Facundo se subió a la Duster que estaba reservada para un tal Alain Prost. Sí, el cuádruple campeón mundial de Fórmula Uno que había pensado seriamente vivir su primera experiencia Dakar pero al final no aceptó. El francés, que regentea el equipo Renault en la Fórmula E, pudo haberse subido al vehículo 334 pero lo terminó manejando el piloto de Las Parejas,que lo llevó hasta el final de la competencia luego de un gran carrera y un meritorio 22º lugar para un principiante, no sólo en este tipo de rally extremo sino en cualquier otro. Nunca había manejado en tierra. Con inteligencia, aprendiendo todo el tiempo, sorteando inconvenientes, sufriendo y disfrutando, vivió todas las sensaciones, como la gran emoción del final. Todo eso relató el representante del automovilismo regional, mientras no descansa para preparar su estreno del Torino en el TC, el 19 de febrero en Viedma.

Dijiste que ibas hacer camino al andar. ¿Lo sentiste así o en algún momento cambiaste esa premisa que sugería que no ibas a hacer locuras para llegar?

Tal cual, no me moví de eso. Hice experiencia. Sumé kilómetros. Siempre fue el objetivo dar la vuelta sin importar la posición final. Para mí fue todo aprendizaje. Tuve problemas de inexperiencia, errores, pero nunca por exceso de velocidad.

¿Cómo fue manejarte con un copiloto con experiencia de rally Dakar (Gerardo Scicolone)?

Con Chiche nos completamos bárbaro. Le demandé mucho trabajo en cuanto a las aproximaciones que marcaba la hoja de ruta. Nos llevamos muy bien. Me costó mucho escuchar a alguien y poder plasmar en la pista lo que me venía diciendo. Me supo guiar, me supo transmitir la experiencia de Dakar y de cross country que traía. Cuando largamos en Paraguay fue la primera vez que me navegó y fue difícil ese primer día porque nunca escuché a nadie que me diera órdenes de cómo manejar. Eso fue lo más difícil que me tocó. Adaptarme a eso.

¿Qué fue lo más duro que te tocó vivir y si se puede dividir por lo vivido en Argentina y Bolivia?

La etapa más dura fue la 3ª. De Tucumán a Jujuy. Fue la primera larga que me tocó atravesar, en la cual me encajé y tuve que agarrar la pala. Fue la primera en que me ayudó el público, en ese caso los tucumanos, y pilotos como José Luis Di Palma, Roberto Naivirt y Ariel Jatón. Combinó muchos kilómetros, terrenos y altura. Veníamos abajo y empezamos a pasar por Abra del Acay a 5.000 metros y con agua nieve. Atravesamos todos los terrenos, temperaturas y alturas. Ahí entendí cómo había que correr. No es una carrera de velocidad. Es mucho más importante no parar que ir arriesgando. Además, ahí abandonó Spataro (su compañero y dueño del equipo, Emiliano) y fue un golpe duro para todo el equipo. En Bolivia lo disfruté pero sufrí mucho la altura. La falta de aire la sentí por momentos.

¿Qué te han comentado respecto de otros Dakar?

La verdad es que me concentré en lo mío. No escuché opiniones de otros Dakar.

¿Tuviste inconvenientes mecánicos de importancia o retrasos importantes?

No tuve grandes problemas mecánicos. Tuve dos encajadas de arena en la etapa 3ª, una desbandada de gomas en las dunas en la etapa 4ª y en la 11ª una encajada más cuando iba de San Juan a Río Cuarto. Esos fueron los principales problemas en tramos cronometrados. Lo que nos preocupó bastante fue finalizando la etapa 10ª, cuando a mil metros del final el motor se paró. La temperatura y la presión estaban bien. Pudimos arrancarlo y terminar la especial. Fue uno de los momentos más duros. Cuando llegamos al vivac encontraron que el sensor del captor del cigüeñal era el problema y lo resolvieron. Y otro momento fue con una pérdida de aceite. Creíamos que era el motor pero fue la dirección hidráulica en un tramo de enlace en la etapa 8ª, de Uyuni a Salta, y también lo pudimos solucionar. La verdad es que no tuvimos problemas mayores, llegamos en horarios lógicos al vivac y el equipo, con Spataro a la cabeza, tuvo tiempo de reparar lo que hubo que reparar y controlar todo. En la etapa 4ª una piedra también me rompió la parrilla inferior derecha, pero no me complicó, al punto que uno o dos días más anduvimos con la parrilla doblada hasta llegar a la etapa de descanso. Todos los problemas los pudimos resolver en una carrera que siempre estás al límite y eso fue clave para llegar.

¿Físicamente qué evaluación hiciste? ¿Te la bancaste, te alcanzó la preparación que traías?

Un mes y medio antes profundicé la parte aeróbica. Estuve con Facundo Garayalde, que es un preparador físico que se especializa en pilotos en el instituto Kinima y en la parte mental trabajé con Laura Tallano, que es una psicóloga, ambos de Rosario. Hay que estar bien en todos los aspectos para una competencia tan extrema como el Dakar. Físicamente me sentí muy bien pero si tengo que volver a hacer un Dakar buscaría fortalecer más la espalda. Son muchas horas arriba de la Duster, hay muchos saltos y ondulaciones y empieza a sufrir la parte baja de la cintura.

No sé si es tiempo de comparaciones. ¿El Dakar te entusiasmó tanto como para repetir la aventura o para dividir tu pasión entre la pista y el rally?

Puede haber una segunda oportunidad si queda la Duster vacante y si Renault me tiene en cuenta si eso sucede. La verdad es que al principio no entendía cómo había que correr esta carrera. Recién desde la etapa 3ª empecé a disfrutarla y es muy atrapante. Ojalá que haya una nueva oportunidad. Me gustaría seguir corriéndolo porque en la próxima no largaría con tanta incertidumbre, pero a mí me gusta más la velocidad de la pista. Encontré en el Dakar una linda experiencia, un lindo desafío para no aburrirme en el verano cuando no hay carreras (risas). Me gustó muchísimo pero si me das a elegir me quedo con la pista.

Desde afuera se vio la tremenda diferencia entre Peugeot y el resto, algo que siempre ocurrió con un top. Primero con las Touareg, luego los Mini. ¿Lo viste así?

Si comparo Peugeot con nosotros, con el Renault Dakar Team, te podría decir que la mayor diferencia es económica y eso se ve reflejado en los autos, en los ingenieros, mecánicos y propios pilotos. Ellos corrieron con Stephane Peterhansel que ganó todo y yo debutaba. Ahí ya hay una diferencia tremenda. La experiencia marca la diferencia. Emiliano está en un gran nivel pero no lo acompañó la Duster, que tuvo un problema de fabricación. El estaba para entrar entre los 10. Eso hubiera sido muy meritorio. Con el apoyo de Renault el equipo estaba cada vez mejor. No es una carrera en la que se puede ser protagonista desde el primer momento.

¿Qué cosas te sorprendieron o viste como curiosas en la carrera?

Me sorprendió la amabilidad de los bolivianos, la pasión de los argentinos y la felicidad de los paraguayos por haber tenido la largada en el Dakar. Fue increíble. Lo amable que fue en cada país el público, siempre dispuesto a colaborar ante cada inconveniente. Y me encantó la buena onda entre los argentinos que largábamos entre el puesto 17º y 37º. Me tocó correr con muchos de ellos todos los días y siempre nos ayudamos. Fue fantástico. Y me sorprendió también que no hubo nada de onda con los pilotos europeos. Con el público me saco el sombrero en todo sentido, además porque cumplieron con las normas de seguridad. Eso me fascinó.

¿Qué sentiste al pasar por la autopista a la altura de Las Parejas o cuando volviste? ¿Fue comparable a cuando ganaste en el TC?

Me cuesta mucho emocionarme pero hubo cuatro momentos en que me quebré. Uno fue cuando terminamos la carrera en sí en Río Cuarto. Liberamos tensiones con Chiche. El segundo de mucha emoción fue cuando me encontré con mi familia y mi novia al final del tramo cronometrado y más tarde con amigos. Fueron momentos muy lindos. Y uno que destaco por sobre todas las cosas fue cuando pasé en el tramo de enlace camino al podio por la autopista a la altura de Las Parejas y gran cantidad de gente de mi ciudad y la zona me fueron a recibir. Me puso muy feliz que se pongan contentos porque me vaya bien. No me olvidaré nunca y les voy a estar siempre muy agradecido. Y otro momento hermoso fue subir al podio con el equipo, con directivos de Renault y con Emiliano Spataro y Mauricio Tucci, que me dieron la gran oportunidad de cumplir este sueño. Me hicieron vivir algo inolvidable. Ellos son los dueños del equipo, con el apoyo de Renault (Alejandro Reggi fue quien me bancó especialmente), y me eligieron a mí para correr la segunda Duster que la iba a correr Alain Prost. Fue increíble.

Fuente: La Capital