Es de Puerto Gaboto y, ante la falta de presupuesto, decidió devolver parte de la ayuda que le brindó su pueblo en épocas de estudiante.
Un profesional de Puerto Gaboto demostró el compromiso de devolver a la sociedad parte de lo que recibió para poder estudiar y obtener el titulo de abogado que ejerce desde hace tiempo. El gesto altruista de donar los honorarios que cobrará como asesor legal de la comuna posibilitó que el Samco local no tenga que resentir sus prestaciones.
Es que ese dinero fue destinado a cubrir el costo que se necesitaba para mantener en pie el servicio de pediatría al ser puesto en jaque por falta de recursos. Y esa acción que enaltece el valor de la solidaridad encuentra aún mayor fortaleza al contraponerse con el privilegio del que gozan ciertos sectores de poder en tiempos de crisis donde se esperan actitudes de austeridad.
La decisión del letrado allanó el camino para que la comuna de esa localidad pueda dar luz verde a la continuidad del médico pediatra que desembarcó al efector público como reemplazante y aún espera su nombramiento para recibir una remuneracion.
Así lo aclaró la jefa comunal Sandra Aguirre al explicar que la situación de salud y niñez en el pueblo es un tema que preocupa a la administración, por lo que se buscaron todas las vías necesarias para el sostenimiento de la atención pediátrica.
En ese contexto fue que surgió la aceptada propuesta del abogado y asesor comunal, Sebastián Darrichón, de 38 años, quien no dudó en aportar los ingresos que percibía del Estado local para resolver la problemática. «Ofrecí donarlo al médico para que siga atendiendo en la localidad», dijo el letrado para luego calificar su actitud como una forma de «aportar una ayuda devolviéndole al pueblo lo que me dio».
Asimismo recordó que al mantener una «charla con el doctor Luciano Lorenzo sobre las situaciones de niñez me comentó que le era imposible seguir viniendo al Samco hasta que le llegue el nombramiento desde la provincia». A través de esa conversación dijo haber tomado conocimiento de que el pediatra estaba trabajando sin cobrar el sueldo, por lo que evaluó la situación con la mandataria local y el resto de la comisión de fomento, quienes le manifestaron que «no había dinero y no se podían asumir más costos», contó.
«Hablé con la trabajadora social para ver cómo estaba el tema de niñez y me explicó que había muchos niños que no tenían acceso al Samco», repasó y agregó que «hablamos con el médico, quien nos indicó que por una cuestión administrativa el estaba trabajando con un reemplazo y que por el cambio de gobierno su trámite estaba en el aire. A partir de diciembre ya no cobraría y, en el caso de que lo nombraran en los próximos meses, no sería retroactivo. El médico nos dijo que quedaría unos meses a la espera y advirtió que posteriormente no podría sostener la atención».
Fue así que habló con la presidenta comunal y ella planteó que buscaría una alternativa ya que el presupuesto está muy ajustado. «Le propuse que en lugar de pagar mis honorarios con ese dinero le abonemos el sueldo al médico para que continúe con la atención de los niños», dijo Darrichón.
«Soy del pueblo. Acá asistí al jardín de infantes, a la escuela primaria y secundaria y luego me fui a estudiar abogacía a la Universidad Nacional de Rosario. Para lograr cursar la carrera viví en la Casa del Estudiante de Puerto Gaboto en Rosario y, como soy agradecido de todo lo que se me brindó, me parecía justo que el Samco no se quede sin atención», remarcó y consideró que «fue un acto de agradecimiento de mi parte y la verdad es que se tomó al revés. Esto tuvo una repercusión en los medios que no esperaba. Cuando se supo mi decisión no dejaron de llamarme para felicitarme o para pedirme entrevistas. Surgió así, fue algo natural, no esperaba que se convierta en noticia».
Sebastián, hijo de la actual encargada de la Casa del Estudiante de Puerto Gaboto en Rosario, cursó toda la escuela en su pueblo natal y fue el primero en obtener un título universitario entre quienes se hospedaron en Rosario gracias a su comunidad. Además fue el primero en graduarse en la universidad en su familia. «Mi vieja antes de atender la Casa del Estudiante trabajaba en una verdulería, mi padre era marinero y mecánico y falleció cuando yo tenía 18 años. Vengo de una familia de laburo, de compromiso social y soy producto de la universidad pública. No hubiese podido estudiar y no sería un profesional si no se me hubieran dado todas las posibilidades en la educación pública desde el jardín de infantes», subrayó.
«En el comienzo de mi carrera estuve en un departamento y en 2005 comenzó a funcionar la Casa del Estudiante, me mudé ahí y en ese lugar terminé los estudios en 2009. Nos juntábamos todos los estudiantes del pueblo contenidos bajo esa modalidad y eso facilitó que otros chicos y chicas puedan terminar en carreras terciarias y universitarias», rememoró.
Después de obtener el título empezó a trabajar en Rosario y comenzó a atender todos los jueves en el histórico pueblo de Gaboto donde se dio el primer asentamiento europeo en tierras del Río de la Plata. Y desde hace un año se radicó definitivamente en su localidad natal.
Cuentan sus vecinos que Sebastián tiene un perfil solidario y que es muy común que, para realizar algún trámite, se recurra a él para ahorrar los costos de traslado hacia San Lorenzo, el lugar más cercano en el que funcionan oficinas judiciales. «Por esa razón es que me sorprendió la repercusión que tuvo el caso. Fue una locura. Mi mamá cumplió años hace unos días, justo cuando se conoció mi decisión. Creo que fue su mejor cumpleaños porque a ella le llegaban mensajes constantemente y lloraba de la emoción», se entusiasmó y agregó que «cuando le comuniqué al médico mi decisión el también se sorprendió. Entonces le dije que soy un trabajador como él, pero vivo acá y él tiene que viajar para prestar servicio. Ahora se dio este momento, lo valoro y lo vivo como un eterno mimo al alma».
comprometido. El letrado Sebastián Darrichón nunca esperó tanta repercusión. «Lo hice naturalmente», dijo.
Fuente: La Capital.