Treinta personas se encuentran desaparecidas en la provincia de Santa Fe, de acuerdo a lo que da a conocer el Sistema Solidario de Localización de Personas de la Secretaría de Derechos Humanos. Del total, 16 eran menores de edad al momento de faltar de sus hogares y de éstos, 10 son de la capital provincial. Los mayores cuyo paradero se desconoce ascienden a 14, de los cuales 6 son de esa misma procedenca, por lo que más de la mitad de los extraviados tienen domicilio en la ciudad de Santa Fe.
Para que una persona desaparecida esté incluida y sea buscada a través de este sistema solidario, es preciso que sus datos y fotografía sean suministrados personalmente o a través de la policía ante la mencionada secretaría. El trámite es voluntario, por lo que hay cierta cantidad de mayores y menores de edad perdidos que no están incluidos en este registro oficial.
Entre las fotografías que se difunden en la página web del gobierno santafesino, está la del empresario Jorge Leonardo Cejas, quien desapareció el 30 de marzo de 2014. El hombre de 68 años es oriundo de Armstrong pero estaba radicado en Paraguay, donde vivía con su joven pareja y la pequeña hija de ambos. El 25 de ese mes hizo su ingreso al país por negocios y cinco días más tarde sus hijos mayores radicados en la pequeña localidad del departamento Belgrano comprobaron que se había ido, dejando sus pertenencias intactas y la puerta de ingreso a su casa sin llave.
Al día siguiente su camioneta apareció incendiada en Santa Fe y desde entonces «no ha habido novedades procesales. La experiencia y el sentido común, me llevan a creer que el fiscal (de Cañada de Gómez, Angel Granato) tiene los elementos probatorios objetivos, que hemos volcado en forma de denuncia, suficientes como para llamar a indagatoria y dictar alguna prisión preventiva», advirtió Hugo Argañaraz, abogado de Stella Maris, la hija mayor de Cejas.
En diálogo con La Capital, el profesional especuló que en la desaparición del empresario tiene que ver con » un móvil económico, no hay otra». La desaparición del empresario tuvo un fuerte impacto en los vecinos de Armstrong, que la semana pasada marcharon una vez más en reclamo de un esclarecimiento del caso. «La Justicia se está moviendo, pero es el deseo y la pretesión de su hija (Stella Maris), que su accionar sea más acelerado», concluyó Argañaraz.
Justicia lenta. Otra foto que difunde el sistema de búsqueda de paradero es la de Paula Perassi, pese a que la causa que se originó con la denuncia de su desaparición está caratulada sin la aparición de un cuerpo como «homicidio». La joven madre sanlorencina falta de su hogar desde el 18 de septiembre de 2011. Desde entonces, este diario siguió al pie de la letra las idas y venidas del sistema judicial y su agobiante burocracia, en una investigación que, de la mera lectura de los expedientes pareciera ser en todo caso un manual de cómo errar el camino hacia el descubrimiento de la verdad.
Mientras tanto, la mujer de 36 años no aparece y hoy, viva o muerta, su única fortuna es tener a Alberto, un padre valiente, con una energía inagotable, que ha hecho de su vida una cruzada por el esclarecimiento.
Una muestra de que la Justicia es lenta, es el escaso avance en la causa por la desaparición de Nicolás Christian Godoy Lucas, de 28 años, quien falta de su hogar situado en un establecimiento rural a la vera de la ruta nacional 8, desde el lunes 14 de julio cuando salió hacia Venado Tuerto con su vehículo Volkswagen Quantum para hacer unos trámites bancarios y aún no regresó. La denuncia por averiguación de paradero fue radicada por sus familiares dos días después al aparecer perdidos en el área industrial dos perros boxer del muchacho y por los que tenía especial cariño y cuidado.
El 17 de julio el auto del joven apareció incendiado en las inmediaciones del autódromo local y se realizó un rastrillaje con canes en la zona, sin resultados. Desde entonces se han hecho a paso muy lento algunas pericias, como un allanamiento el pasado 7 de enero (a casi seis meses de la desaparición) en la casa donde vivía Nicolás. De allí los pesquisas se llevaron para analizar una vieja escopeta, el único arma que había en la casa, además de alguna documentación.
Hay varias denuncias de personas que dicen haber visto al muchacho en situación de calle en la provincia de Buenos Aires y también en la Pampa, pero «el análisis de las cámaras de seguridad que captaron a quien sería supuestamente mi hermano, tarda mucho, hasta varias semanas y así es imposible dar con él», dijo a La Capital Gala Guerrini (23), hermana de Nicolás. La joven no duda que su hermano está vivo. «Creo que lo apretaron y se tuvo que ir. Siento que lo amenazaron y escapó. Le habrán pegado y quedó mal, por eso andará perdido», concluyó.
Por voluntad propia. Otro caso sonante que sí se resolvió pero bajo la carátula «desaparición voluntaria», es el de Graciela Quiroga, la directora de la Escuela 6.076 «Unidad Nacional» de Pavón. La mujer de 61 años fue vista por última vez 23 de febrero del año pasado cuando volvía de vacacionar en Mar del Plata, a bordo de un micro. Debía bajarse en Villa Constitución, pero continuó hasta la terminal de Rosario, donde arribó a las 20. Unos 40 minutos más tarde compró un pasaje a Corrientes y abordó el colectivo, pero es aquí donde su rastro desaparece.
El ómnibus llegó a destino con la misma cantidad de pasajeros con la que salió, pero no se pudo comprobar si fue ella quien efectivamente viajó en el asiento alquilado. Su celular fue rastreado y hallado al día siguiente en manos de un correntino, quien alegó haberlo encontrado en un basural.
En todo el periplo desde Mar del Plata, Quiroga «no se comunicó con nadie y desde entonces no ha cobrado su sueldo. Si bien no ha surgido ninguna novedad, de vez en cuando libramos un oficio con conocimiento de la Fiscalía de Corrientes», indicó a este diario Analía Saravalli, fiscal de Villa Constitución.
El caso de esta mujer de perfil bajo, independiente y sin hijos es un misterio que la Justicia ha resuelto momentáneamente como una «desaparición voluntaria», a juzgar por algunos detalles que trascendieron de la investigación y que llevarían a concluir que no querría ser encontrada.
Un caso aparentemente similar al de Quiroga es el de Stella Maris Saracho, de 46 años, quien trabajaba en la Guardia Urbana de Ibarlucea y fue vista por última vez el viernes 22 de agosto cuando se dirigía a realizar un trámite a un banco de la zona norte de Rosario. La mujer tenía que transportar dinero hacia la sucursal del Banco de Santa Fe ubicada en la avenida Alberdi al 1100. Sin embargo, la investigación permitió establecer que la mujer no ingresó a la institución bancaria.
El misterioso caso fue investigado, hubo rastrillajes y pericias en medio de versiones encontradas en cuanto a las circunstancias por las que la mujer, casada y con hijos, no regresó a su hogar tras desaparecer con varios miles de pesos de la comuna.
Fuente, Lizi Domínguez. La Capital.