Un estudio elaborado por la Unión Nacional de Estudiosos en Meteorología(UNEMET), de Brasil, indica que el estado del tiempo no siempre es perjudicial. El tiempo por sí solo no provoca dolencias.
Realmente creo que cualquiera sea el estado del clima no deberíamos sufrir pensando que puede afectar nuestro bienestar. Mantener en la consciencia que en cualquier lugar donde nos encontremos podemos estar tranquilos y no sugestionarnos con pensamientos, esperando que aparezcan los síntomas que enferman.
En mi niñez y adolescencia vivía a unos cuantos kilómetros frente al mar, en cada invierno la neblina, el frío y el roció de la mañana eran frecuentes casi todos los días; y recuerdo que nunca padecí de problemas respiratorios ni enfermedades por el cambio de clima, al contrario mis hermanos y yo jugábamos y nos gustaba el frío del amanecer.
Reflexionando, ahora puedo entender, que no me enfermaba porque vivía con pensamientos de paz, de alegría por la naturaleza de la creación y que es buena para todos; y nunca albergué ni por un instante pensamientos de temor al clima.
Mary Baker Eddy, metafísica cristiana y pionera en el área de la salud, como resultado de sus investigaciones y estudios de la Biblia, menciona en su libro Ciencia y Salud, la importancia de mantener el pensamiento en lo que es bueno y verdadero, y agrega ”Si decides que cierto clima o atmósfera es malsana, así lo será para ti… Revierte el caso.… Admitiendo sólo las conclusiones que deseas se realicen en resultados corporales, te controlaras armoniosamente a ti mismo”.
La salud depende más de un estado de consciencia correcto que del tiempo o clima determinado.
Un ejemplo muy ilustrativo es la experiencia de Carla Chávez, ella sufría de bronquitis asmatiforme y en cada cambio de clima, aumentaba su dolencia. Los medicamentos que tomaba ya no le hacían efecto y cada vez se sentía peor. La última vez que acudió al médico, tuvo la certeza que lo que le afectaba no podía ser parte de la creación de Dios. Al poco tiempo conoció la Ciencia Cristiana y un mundo de conocimientos e ideas nuevas acerca de la salud le fueron presentados, su manera de pensar cambió, y aprendió que el Amor divino, Dios, lo abarca todo y mantiene la armonía de Su creación, que todo lo creó bueno y por consiguiente nada malo podía afectarla.
Esta nueva comprensión de su naturaleza espiritual y perfecta del ser, mejoró su salud, finalmente sanó por completo y permanentemente. Actualmente lleva una vida totalmente normal, se mantiene activa, trabajando y estudiando, hace deporte y no le teme al frío ni a los cambios de clima.
Todos podemos vivir sin temor a los efectos del clima, ya sea que estemos en zonas frías o cálidas, saber que la naturaleza es buena y armoniosa nos hace vivir con alegría.
En la medida que reconocemos este hecho y nos identificamos con esa conciencia verdadera, nuestra salud se mantiene normal, independientemente del tiempo o del clima.
Carmen Olivas escribe sobre cómo la consciencia y la espiritualidad benefician la salud como Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana en Perú. Email:peru@compub.org Twitter:@olivas_car