¡Hola! Nuevamente nos encontramos en este medio y quiero compartir con vos que seguramente te ha pasado en algún momento de tu vida, o lo estés escuchando ahora a los “opinólogos/as”, personas que saben “casi” de todo, empresarios, comerciantes, excelentes padres/madres de familia, siempre vestidos de primera línea, perfectos a la hora de elegir y como tratar a su pareja, etc., etc. (podría estar sumando más detalles pero, ya eso te dejo a vos y los ejemplos de éstos sujetos que te cruces a diario y sus especialidades)
Hablamos de esos “licenciados en casi todo” que no sólo opinan, sino que hasta te dicen “como son las cosas”, la manera que te indican es el camino indicado, pero si vas en contra de su gran aporte, sos alguien desubicado, “porfiado”, terco o que simplemente “no hace caso”… tremendo, ¿no?
Si observamos su aspecto formativo, no hay que hacer mucho detalle, simplemente algo que escucharon alguna vez desde un noticiero, alguna amistad que dijo una versión sobre tal situación y se generó el comentario, en base a eso se produjo el conocimiento. Además los aspectos personales en una experiencia que pasaron, te van a decir que te “conviene” y que no. El último detalle, opinan de acuerdo a la realidad como la perciben (te invito a que escuches con atención sus palabras y te vas a dar cuenta si vale la pena tener una conversación con esa persona o no). Por eso también te sugiero lectura en lo que quieras saber. Pero si hay personas a las que les damos la facultad de opinar por algún evento en nuestra vida, les damos la autoridad como para escucharlos/as para aprender de ellos/as y es fantástico, alguien experto en economía, por ejemplo, o aprender las finanzas con ese amigo para luego intentar arrancar mi negocio…. Siempre tenemos estas personas a nuestro alrededor esas que sí conocen en un campo en particular y que nos brindan las herramientas necesarias para realizar una actividad.
