El gobernador reivindica su gestión al frente de la Casa Gris. Apuesta al plan de obra pública y admite que mejoró su relación con Macri. Deja entrever que decidirá elecciones unificadas.
Le voy a dar un título de entrada: Santa Fe, en realidad, no es una provincia, es un país. Recién le explicaba a una periodista francesa que Santa Fe tiene de todo. Somos parecidos a Córdoba, pero Santa Fe tiene puertos y los cordobeses no». Diciendo estas cosas aparece Miguel Lifschitz en el despacho de la Gobernación, dispuesto a hablar de todo y de todos, tras una conversación con una periodista francesa que quería saber qué era la provincia, alguna vez llamada La Invencible.
El titulo que sugiere el gobernador para la entrevista no es demasiado seductor pero, a los pocos minutos, sí lanzará una sentencia potente: «Santa Fe anduvo mucho mejor que la Nación».
Es que, la provincia, termina el 2016 con un crecimiento de la economía del 1.8 por ciento. Es la única que culmina el ejercicio con un porcentaje positivo, además de Córdoba, aunque ésta con un margen más chico. Curiosamente, frente a un arco de críticas socialistas recurrentes por la marcha del país, Lifschitz asegura que en Santa Fe no cayó el empleo.
Pese a un optimismo marcado, el titular de la Casa Gris admite que en materia de seguridad hay mucho por hacer, reivindica la buena relación actual con el presidente de la Nación, Mauricio Macri, y no pierde la esperanza en poder ser el gobernador que lleve adelante la reforma constitucional. Esta vez, muestra un tigre de papel que antes no tenía: la limitación de los mandatos legislativos.
Lifschitz, quien anunciará en la semana entrante la unificación de las fechas electorales descree de una ruptura con el radicalismo.
—¿Y cómo anduvo Santa Fe hasta ahora, gobernada por usted, en este 2016 que se termina?
—Anduvo distinto que el país, Santa Fe anduvo mucho mejor que la Nación, que el país. El país va a cerrar con 2.7 de caída del PBI, con recesión, y solamente dos provincias se escaparon de esa realidad: Córdoba, apenas, y Santa Fe, con un crecimiento mucho más claro. Terminamos con 1.8 de crecimiento. En el país cayó el empleo registrado y en Santa Fe no. Hubo descenso en algunas zonas como Rosario, pero crecimiento en Santa Fe. En el promedio no cayó el empleo. En casi todas las provincias cayó la obra pública de manera drástica y en la provincia no cayó la actividad privada de la construcción y creció la obra pública. Nos tendría que ir mucho mejor, pero en el contexto nacional nosotros tuvimos indicadores muy positivos.
—Entonces, acuerda con el presidente, quien dijo que en Santa Fe «explotan los brotes verdes».
—No, tanto como eso no. Me parece una visión desproporcionada, no es así. También tenemos la economía con dificultades, algunos sectores de la industria más complicados. Pero hay buenos indicios en Santa Fe, que no se pueden generalizar a otras provincias. Por eso remarcaba lo de provincia-nación: somos un Estado muy especial que tiene una economía muy competitiva, diversificada e integrada, con mejores chances que la mayoría de las otras provincias.
—Está desafiando al gobierno nacional cuando dice que a la provincia le fue mejor.
—No, yo no quiero esa comparación. A la provincia de Santa Fe le fue mejor que al país. En algún punto tiene que ver con el gobierno, pero en gran parte con la realidad de Santa Fe.
—En el primer tramo de su gobierno tuvo la polémica por los prófugos, las inundaciones, la pelea con el presidente, las marchas por la inseguridad. Arrancó todo mal, salvo la resolución de la Corte por los fondos coparticipables. ¿Viró en el segundo semestre?
—Hay cosas que mejoraron en el segundo semestre, pero la impronta de mi gobierno la pusimos en el primer semestre. Las discusiones con el gobierno nos posicionaron como una provincia autónoma, que tiene sus propios criterios y puede discutirlos mano a mano con el presidente. No somos del grupo de provincias Cambiemos ni tenemos una estrategia de obsecuencia con el gobierno nacional. Eso derivó en una relación madura.
—¿Y qué pasa en el terreno de la seguridad?
—Muchas de las cosas que pusimos en marcha en primer semestre comenzaron a dar resultados más tangibles en el segundo. Y nos permitió lograr un acuerdo muy positivo con el gobierno nacional, algo que siempre es mejor a la hora de encarar los temas.
—Usted habla con Macri mucho más que lo que trasciende en la prensa.
—No, en general siempre trasciende cuando hablo.
—La sensación es que logró conseguir un vínculo más personal.
—Sí, eso es tal cual. Hasta la primera reunión que tuvimos en la Casa Rosada, en el mes de agosto pasado, nunca había estado a solas con Macri, ni antes de ser presidente ni cuando fue jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires. A partir del encuentro que tuvimos a solas, la relación personal mejoró y eso es muy importante para poder construir. También pudimos coincidir en algunos temas en materia de seguridad y de enfoque de trabajos conjuntos. Hablamos mucho de un proyecto que, para mí, es muy importante para la ciudad de Rosario: la transformación de la zona de La Siberia. Se interesó mucho por eso. Al igual que el tema narcotráfico y logística en los puertos.
—»Con Lifschitz ahora tenemos un único discurso», dijo el presidente. ¿Eso a usted le trajo más problemas que beneficios?
—(Se ríe). No sé exactamente qué quiso significar el presidente con esa frase, pero siempre en la política hay diferencias y discursos que no necesariamente son coincidentes en un cien por ciento. Me parece que lo que quiso transmitir en esa afirmación es que hemos logrado coincidir en temas comunes, y eso sí que es verdad, debo admitirlo. Coincidimos, entre otros temas, en la necesidad de trabajar articuladamente el tema de seguridad, no solamente con los patrullajes sino con la inteligencia criminal.
—La coincidencia que viene es la unificación de las fechas electorales.
—No lo hablé con él presidente de la Nación personalmente, pero admito que lo conversé con Rogelio Frigerio, el ministro del Interior. Ahí él me dijo que el presidente pensaba lo mismo que yo en el sentido de buscar soluciones prácticas en los procesos electorales. No se debe ocupar la totalidad del año con procesos electorales en 2017.
—El presidente de la UCR santafesina, Julián Galdeano, asegura que si se unifican las elecciones se rompe el Frente Progresista.
—De ninguna manera es un condicionante, es subestimar al votante pensar que del resultado de las elecciones depende eso. La gente vota con inteligencia, siempre lo ha demostrado. Sabe distinguir entre diputados nacionales y concejales. No creo que la unificación sea una dificultad para que el Frente Progresista pueda mantener su vigencia en las elecciones locales. Y aspiro a tener una lista de diputados nacionales del Frente Progresista.
—¿Le gustaría que Bonfatti sea el candidato?
—Es una decisión del Frente Progresista y personal del ex gobernador. Bonfatti es un buen candidato para encabezar la lista a diputado.
—¿A su gobierno y al Frente Progresista no le falta ampliar su base de sustentación a partir del nuevo escenario que se observa en la provincia?
—En mi gabinete hay socialistas, radicales e independientes. Por ejemplo, Ricardo Silberstein es un hombre sin trayectoria política y es ministro de Justicia. Hay algunos otros funcionarios que no provienen de la política, aunque es verdad que se identifican con nosotros. Incluso, entre las segundas líneas, está Juan Venesia (peronista) integrando el equipo de gobierno. Soy una persona abierta y convoco a los valiosos.
—¿Y habrá cambios de gabinete en las próximas semanas o mantendrá todo tal cual está?
—En las segundas líneas, pero no habrá grandes modificaciones, al menos en el corto plazo.
—Macri le puso un 8 a su gestión de gobierno en el primer año. Anímese a calificarse usted.
—No me gusta ponerme notas. Además, subió la vara Macri, no me puedo poner ni más ni menos que él.
—¿Y a Macri le pone un 8?
—Es como ponerle una nota a un equipo de fútbol a los 30 minutos del primer tiempo, sin el partido definido. Sería injusto. O como ponerle nota a un estudiante cuando todavía no terminó de dar el examen. Los gobernantes debemos ser juzgados al final de nuestros mandatos. A veces uno empieza tambaleando y termina con un sobresaliente. Otras veces puede que empiece en buena forma y termine mal. Hay que ser cautelosos en este aspecto.
—¿Está de acuerdo en que el suyo es un gobierno en construcción?
—Sí, y el de Macri también. Unos van más rápido que otros, pero sí. En construcción.
—¿Está conforme con su gabinete?
—Yo nunca estoy conforme del todo, pero es un problema mío. Pero sí, estoy satisfecho. Encaramos todo lo que habíamos pensado y algunas cosas más. Globalmente, estoy muy conforme con la tarea realizada y aspiro a que el 2017 sea mejor.
—Al socialismo le fue muy mal en las elecciones nacionales de 2015, cuando fue con boleta corta. ¿Hay que cambiar de estrategia?
—Estamos en otro momento. El escenario cambió. La irrupción de Cambiemos como opción mayoritaria obliga también al peronismo a reestructurarse, con un final abierto. Cambiemos se está redefiniendo. Y el espacio progresista también se está reconfigurando.
—¿La reforma constitucional sigue siendo su objetivo?
—Sí, absolutamente. Hicimos un paréntesis por los temas de seguridad que ocuparon el espacio de mediático y nos ocuparon a nosotros. Aspiro a que el año que viene sea muy intenso para el debate de la reforma. Vamos a trabajar los temas de la reforma en clave de campaña.
—Su propuesta de limitar mandatos es un tigre de papel que antes no había. No interesaba el temario.
—Es uno de los temas que genera más interés, sin duda. Ya hay muchos antecedentes de limitación de mandatos, es muy interesante. Y en otro caso la prolongación de los mandatos, por ejemplo de presidentes de comuna.
—¿Si tuviese que destacar una acción suya en 2016, algo de lo cual se enorgullezca, cuál sería?
—El plan de inversión en obra pública. No tiene antecedentes en las últimas décadas en la provincia de Santa Fe. El plan 2016-17 planea invertir más de 20 mil millones de pesos en obra pública, de los cuales 7.700 millones ya lo hemos licitado este año. Esto está a la vista, se observa en la recorrida a cualquier pueblo o ciudad, en un año en que la Nación paralizó las obras en el primer semestre y las empezó a recuperar en el segundo semestre. Y el resto de las provincias no puso un peso en obra pública. Para mí, es la imagen más fuerte. Otra acción es el Plan Abre Familia, que llega a los sectores más vulnerables.
—El gran déficit, lo que falta, es el tema seguridad.
—Es el tema más difícil. En este año siento que nos subimos arriba del caballo de la inseguridad y hemos agarrado las riendas. Pero todavía vamos a tener muchos sobresaltos. Siento que estamos arriba del tema, que dimos pasos importantes para mejorar los resultados de la Justicia Penal y Federal. Y espero que esto se complete con la aprobación a las reformas del Código Procesal Penal. Y estamos concursando fiscales, como para tener más eficacia y profundidad en la investigación. También en el trabajo que hacemos con la policía y con Nación. Esas son las tres patas a mejorar para el año próximo.
—¿Y por qué ya no reclama ante la Nación por más presencia de gendarmes en Rosario? No se ven, no están los agentes federales.
—Hay muchos gendarmes, prefectos y policías federales en Santa Fe, no sé exactamente cuántos son. A veces hay más, a veces menos. Podría haber más.
La Capital.Com
por Mauricio Maronna