Grande es el prestigio de aquel que por sus buenos móviles y actos pasa los días en abundancia de paz.
Los honores políticos y sociales debieran ser medidos por la capacidad de subyugar el egoísmo o sentido personal. Esto involucra descubrir que ser astuto o pillo no es ser avasallador, sino que estar consciente del gran tesoro que significa tener una conciencia limpia.
A veces se cree que obteniendo algo deseado a costa de una acción o móvil no ético se alcanza el éxito y eso es una equivocación.
La honestidad, rectitud e integridad de una persona o un grupo tiene un beneficio incalculable. El actuar de manera coherente con los principios y valores ejercen un poder que trasciende el dinero y los títulos. Se gana la confianza, autoridad y respeto en una sociedad además de reconocimiento.
La falta de ética y honestidad es una muestra de debilidad humana. Puede ser que haya un momento de gloria pero al igual que en el otoño sus hojas se secan y caen para ser pisoteadas.
En lo personal, desde que comencé a estudiar la naturaleza espiritual del ser humano me di cuenta de que por esencia éste es honesto e íntegro y a medida que uno está más consciente de esta verdad, tiende a reflejar y a ver en quienes le rodean éstas cualidades. Para ayudar a que haya más honestidad en una sociedad, podemos mentalmente afirmar que estos valores son inherentes al ser y expresar más integridad en todas nuestras acciones.
Un ejemplo de honestidad y rectitud lo demostró Jack Sock, tenista estadounidense quien jugando por la Copa Hopman en Perth, Australia, con Lleyton Hewitt, al darse cuenta que un saque de este último sí había sido válido, se lo hizo saber y le dice que pida el “Challenge”, cuando el árbitro pidió hacer revisión con el “Ojo de Halcón» se dieron cuenta de que efectivamente había sido bueno, lo que significó un punto para su contrincante Hewitt.
Este acto destacó el partido por este suceso, con una importante valoración del tenista distinguiéndose por su honradez y ganando el respeto y reconocimiento del público.
Es importante en vista que algunos estudios afirman que, mientras más honesta es una sociedad, más honestos son quienes viven en ella, por ende, en lugar de corromper, se debe educar para vivir en integridad.
Caminar por el sendero del éxito es ser honesto e íntegro, lo que a su vez es el puente para una ciudadanía respetable y valorada cuyo destino único es el progreso.
Claudia Honorato integra el Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana para Chile y escribe reflexiones acerca de la conexión que existe entre los pensamientos y la vida.
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