Igual que uno no sube de peso de la noche a la mañana, tampoco debemos tener una pérdida de peso en un corto espacio de tiempo. El sobrepeso y la obesidad no consisten en un exceso de kilos o de líquidos, es un exceso de «lípidos», de tejido adiposo. Para poder perder 1 kg de grasa corporal debe haber un déficit calórico de 7000 kcal.
Hay que tener muy claro que no existen fórmulas mágicas para perder peso rápido, lo máximo aconsejado es perder un kilogramo a la semana haciendo ejercicio y reduciendo las calorías en la dieta.
Todo lo que sea: «pierda 10 kilos en dos semanas» o similar traerá desequilibrios en el organismo. Consumir una dieta muy restrictiva, con muy pocas calorías te ayudará a perder peso rápidamente, generalmente a expensas de la masa muscular y agua, pero también pondràs en riesgo tu salud.
En esta situación tu cuerpo detectará que está pasando «hambre» y desencadenará una serie de mecanismos neuroendocrinos que provocarán que, tan pronto como vuelvas a comer normalmente, ganarás el peso perdido… con intereses, esto es ganarás más grasa de la que perdiste y no lograrás tener la misma masa muscular con la que iniciaste la dieta.
Esto complicará nuevos intentos de pérdida de peso puesto que el metabolismo basal, que depende principalmente de la cantidad de masa muscular, será menor.
Si crees que debes perder algún kilo, por cuestiones de salud, estéticas o para mejorar tu rendimiento deportivo, lo primero que debes hacer es establecer un objetivo realista y alcanzable en función de tu constitución, evitando las comparaciones y las tablas estandarizadas de peso ideal.
Obsesionarse por alcanzar un ideal físico no traerá más que problemas. Cada persona es única y lo que vale para otros no tiene por qué ser lo mejor para uno.
Un dietista-nutricionista, te asesorará y establecerá un plan dietético personalizado y adaptado a ti. Evita cualquier método drástico o dietas milagro que prometan una rápida pérdida de peso, ya que a la larga traerán problemas de salud y, lo más seguro, un efecto rebote que te llevará a pesar más de lo que pesabas antes de iniciar la dieta.
Semillas que ayudan en la reducción de peso.
Se ha vuelto cada vez más evidente que el tener una cantidad adecuada de fibra en su dieta diaria es un factor importante en el mantenimiento de la salud. Fibra dietética que ayuda a mover las cosas rápidamente a través del tracto digestivo y permite la eliminación.
Seguir una dieta de alto contenido de fibra también puede proporcionar cierta protección contra la diabetes, enfermedades del corazón y los niveles de colesterol elevado. Los nutrientes en fibra dietética son una fuente de energía para las bacterias útiles que normalmente se encuentran residiendo dentro de los dos puntos.
Por ello, te presentamos 5 semillas para incluir en tu alimentación:
Chía. Las semillas de chía contienen un alto porcentaje de fibra (30%), tanto soluble como insoluble. Asimismo la chía es un buen remedio natural contra los problemas circulatorios, ya que contiene un alto porcentaje de ácidos omega 3 y ácido omega 6. Ácidos grasos que reducen el colesterol malo y los triglicéridos y que, además, aumentan el colesterol bueno o HDL.
Para obtener las propiedades adelgazantes puedes ingerir una cucharada de las semillas de chía molidas, estas las puedes incorporar en licuados, yogur, gelatinas o en las preparaciones que tú desees.
Linaza. Las semillas de lino poseen gran cantidad de fibra dietética, son la fuente vegetal más rica que se conoce de ácidos grasos omega 3 y la fuente más rica de estrógenos débiles, lo que la convierte en un superalimento.
Su cantidad de fibra es superior a cualquier otro cereal y por ello es muy aconsejable en dietas para la reducción de peso, para reducir el colesterol y prevenir el estreñimiento. El omega 3 que posee supera al del pescado o a cualquier vegetal o cereal. Estas semillas están al alcance de toda las personas simplemente con añadirla molida a sus alimentos.
Mostaza. Estas semillas son una muy buena fuente de omega-3 los ácidos grasos, así como calcio, fibra, hierro, magnesio, niacina, fósforo, proteínas, selenio y zinc. Por sus propiedades, estimula la producción de los jugos gástricos que ayudan a reducir los problemas digestivos.
Sésamo. Las semillas de sésamo poseen un elevado porcentaje en calcio (10 veces mayor que la leche), ricas en ácidos grasos poli-insaturados (omega 6), zinc y gran cantidad de minerales.
Por su alta concentración en calcio, ayuda a la reducción de colesterol y calorías, lo cual la hace idea para incluirla en las dietas para bajar de peso. Además, se han empleado como revitalizador y en tratamientos contra la flacidez.
Girasol. Su alto contenido en ácidos oleico, linoleico, palmítico, esteárico, aráquico y lecitina, permiten reducir la síntesis de colesterol malo y total a nivel hepático. Estos mismos ácidos grasos aumentan la síntesis de colesterol bueno o HDL.
La fibra que contiene ayuda a reducir la absorción intestinal de colesterol proveniente de los alimentos. Sin embargo, no se debe ingerir más de un puñado debido a su alta concentración calórica.
Fuente: Programa Tv: “Prevención y Salud”.
Profesional: Lic. en Nutrición María Lis Ponzio.
Programa Estreno Lunes 18 de Junio- Reiteraciones Jueves 20,30hs y Sábados 12,30hs.
