Yo tenía sólo 11 años. Estaba a menudo sola, me sentía culpable de muchas cosas, no me quería y no le encontraba sentido a la vida.
Muchos adolescentes y jóvenes pasan por situaciones así. Por eso, el día 10 de septiembre se conmemoró el Día Mundial para la Prevención del Suicidio.
El suicidio es un problema social que enfrentamos hace años, pero parece que es ignorado por muchos. Ya en 2004, el Centro de Prensa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó: “ ‘Cada suicidio supone la devastación emocional, social y económica de numerosos familiares y amigos’, ha declarado la Dra. Catherine Le Galès-Camus, Subdirectora General de la OMS para Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental. ‘El suicidio es un trágico problema de salud pública en todo el mundo. Se producen más muertes por suicidio que por la suma de homicidios y guerras. Es necesario adoptar con urgencia en todo el mundo medidas coordinadas y más enérgicas para evitar ese número innecesario de víctimas.’ ”
En agosto de 2012, la OMS, al hablar de la salud mental y explorar posibilidades de prevención del suicidio, afirmó que a cada 40 segundos ocurre una muerte, pues anualmente se suicidan cerca de 1 millón de personas en el mundo. El suicidio es la segunda causa de muerte en el grupo de 10 a 24 años.
En México, el suicidio es la tercera causa de muerte, después de agresiones y accidentes de tránsito entre el grupo de los 15 a 19 años. Es una triste situación, pues anualmente perdemos miles de jóvenes por eso.
Hay alguna solución?
Como prevención, la OMS dice que se deben adoptar enfoques multisectoriales, además de tratamientos de depresión y de abuso de alcohol.
En mi caso, fue el tratamiento espiritual por medio de la oración que me trajo total curación y un sentido para la vida. Como es común entre los que sufren de problemas de salud mental y depresión, oculté a todos por muchos años mis intenciones de suicidarme, así como aquellos sentimientos de inferioridad y culpabilidad que instigaban el deseo de quitarme la vida. Pero, en lo más profundo de mi corazón, sabía que esa no era la solución. Las enseñanzas de la Biblia y Ciencia y Salud, libro de autoría de la metafísica cristiana Mary Baker Eddy, me mostraron que la curación espiritual es posible, cuando uno comprende que Dios es Amor y que ese Amor de verdad siempre guía, protege y sana.
Obviamente, por esa comprensión, no salté de la ventana a los 11 años, ni me dejé llevar por los pensamientos suicidas que me perseguían durante mi adolescencia e inicio de mi fase adulta. Hoy en mi sencilla colaboración a la Prevención del Suicidio, oro y ayudo a niños, jóvenes y adultos que quieran encontrar su verdadera libertad por medio del entendimiento y aceptación de los beneficios de conocer la presencia constante del Amor en la vida, en hacer el bien al prójimo y mantener pensamientos de paz.
Todos podemos colaborar para una sociedad más equilibrada y mentalmente más saludable. Uno nunca sabe, pero se puede cruzar con alguien en la calle o tener una persona en la familia que necesita amor, una palabra de motivación o un hombro amigo. Eso puede, a veces, salvar una vida. Busca la oportunidad, y seguramente la encontrarás.
Leide Lessa es maestra y conferenciante de la Ciencia Cristiana. Escribe sobre temas de salud desde un punto de vista espiritual. Columnista de The Huffington Post.