En Acción de Gracias, el cuarto jueves de noviembre, los estadounidenses conmemoran la bendición de la primera cosecha de una tierra fértil y bondadosa, hecha por los peregrinos que se establecieron en Nueva Inglaterra, en 1621.
Es considerado el día más ecuménico del calendario, ya que a diferencia de la Navidad adherentes de todas las religiones se sienten incluidos.
En 1623, los peregrinos en Plymouth Plantation, Massachusetts, celebraran otro día de Acción de Gracias. Como la sequía estaba destruyendo sus cultivos, los colonos oraron y ayunaron para el alivio; las lluvias llegaron a los pocos días. Y no mucho después, el capitán Miles Standish llegó con grapas y la noticia de que un barco de suministro holandés estaba en camino. Debido a toda esta buena fortuna, los colonos celebraron un día de Acción de Gracias y oración.
Hoy, el Día de Gracias es un momento en que muchas familias se reúnen, y muchas denominaciones están abiertas para servicios especiales.
Es bueno recordar a diario, con el corazón colmado de gratitud, que en realidad, aunque así lo parezca, no estamos solos ni viviendo al azar, pues existe una poderosa fuente de bien sosteniéndonos y dispuesta a protegernos en cada experiencia.
Muchas veces puede ser que la salud esté debilitada, o bien los sentimientos heridos, o que estemos a la espera del empleo que anhelamos, o de la pareja que aspiramos.
Pero todos, absolutamente todos estos aspectos y muchos más pueden ser vistos como oportunidades de ver manifestada la presencia y el poder de Dios.