Las carillas dentales son una solución efectiva para mejorar la sonrisa. Por definición, se trata de un procedimiento restaurativo que “enmascara» la superficie visible del diente para corregir problemas estéticos menores.
Hoy en día se fabrican en cerámica (porcelana dental) y composite (resina) otorgando buenos resultados a la vista:
Ocultan los defectos de los dientes mal posicionados
Cambian la forma de los dientes con aspecto anormal
Ocultan las manchas y el tono amarillento de los dientes
Brindan un aspecto natural
Composite vs porcelana
Carillas de porcelana: después de la impresión dental se envían al laboratorio dental para su confección. Llevan unas tres sesiones (diagnóstico y planificación, preparación del diente y aplicación) y duran unos diez años.
Carillas de composite: las aplica el odontólogo directamente sobre el diente en una sola sesión y se utilizan preferentemente con una finalidad funcional más que estética. Duran entre cinco y siete años.
Ambos tipos son efectivos, pero las de porcelana son más resistentes a las manchas y a la coloración amarillenta, aunque su costo es también más elevado. No obstante, en la primera consulta con el dentista será éste quién evalúe cuál es la mejor opción en cada caso particular.
Fuente: Prevención y Salud.