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Cañada de Gómez. Día de la Memoria: el acto en la Estación.


El encuentro de cada 24 de marzo que organiza la Asociación de DDHH de Cañada de Gómez tuvo otro escenario, ya que el mal tiempo impidió que se realizara en la Plaza de la Vida, donde luego sí se colocó la ofrenda floral.

Este 24 de marzo se retomó la factura del acto por el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, que el año anterior no pudo realizarse al encontrarnos en los albores de la pandemia.
Esta vez el escenario cambió: como hace algunas ediciones, se llevó a cabo en la plataforma norte de la estación ferroviaria, ya que el tiempo estaba gris y lloviznoso.

En el evento se leyó un documento en el que la Asociación de Derechos HH cañadense sienta su posición referente al hecho histórico de la instauración de la dictadura cívico militar y la persistencia en el tiempo de sus consecuencias, el que se reproduce aquí, y luego llegó el momento de los mensajes.
En esta oportunidad, y casi como si se hubiesen puesto de acuerdo, la mayoría de quienes hablaron tocaron momentos personales de su encuentro con la tragedia, lo que agregó emoción a un acto que de por sí la tiene.
Desde la memoria inoxidable de Roberto Garín para relatar lo que pasó aquí nomás, en Cañada de Gómez, en esos días oscuros, pasando por el emotivo relato de Mario Chiappino de un dramático suceso que le tocó vivir y que muy pocos conocían, las evocaciones de Facundo Albertengo y Gustavo Aguilera de quienes fueron víctimas del terrorismo de estado, como Fany Giordano y Abel Kauffeler, la mañana de este 24, como la de cada uno de esos actos que resisten año tras año trajo a cada uno de los presentes el recuerdo de qué estábamos haciendo ese preciso día.
La jornada finalizó con el plantado de un árbol en la Plaza de la Vida, ya con las condiciones climáticas en orden, y un poco de música que pusieron Tito Paroli, Chipi y Lucha Morales, quienes finalizaron con “Para qué cantamos”, la frase que tal vez simboliza mejor el sentimiento general en esta fecha.

El documento de la Asociación de DDHH de Cañada de Gómez:

A 45 años del inicio de la última dictadura cívica militar nos encontramos para mantener viva la memoria. Seguir con este acto después de tanto tiempo, para muchos es una pérdida de tiempo, es quedarse en el pasado, es no dedicarse a las cuestiones actuales. Y es cierto, sería así si no fuésemos capaces de identificar las continuidades de las huellas del pasado, de tender puentes con el presente, de entender que el tiempo no es lineal, que es una espiral y que está en nosotros accionar para que ese movimiento sea ascendente. Olvidarlo es morir un poco.

Paridos por estas luchas que desde el inicio buscaron la justicia y la verdad, sin violencia ni venganza, hoy podemos contar con muchos logros, institucionalizados algunos y todos marcados en la piel del pueblo atento y sensible: les nietes recuperades, los juicio a genocidas, la anulación de las leyes del perdón, el freno al dos por uno, las movilizaciones contra la explotación de los bienes comunes, la reivindicación de las luchas feministas.
Entendemos que puede haber otras miradas de la historia, pero no podemos tolerar mentir, ocultar o tergiversar maliciosamente los hechos.

Las conquistas en materia de políticas de derechos humanos no pueden retroceder. Discutir las cifras de desaparecidos, descreer de la restitución de la identidad de les niñez secuestrades o la tirada simbólica de bolsas negras con los nombres de referentes sociales para denunciar la irregularidad en una vacunación son situaciones totalmente repudiables.

Por el contrario, coherentes con nuestra mirada, entendemos que es necesario reafirmar y profundizar cotidianamente estas conquistas, porque hay que sostenerlas y porque muchas siguen pendientes a pesar de la sucesión de los gobiernos de distinto color partidario. La apertura de los archivos de la última dictadura siguen esperando su momento. La represión y judicialización de la protesta social, con altibajos, continúan siendo la respuesta casi naturalizada del estado cuando no puede o no quiere resolver los conflictos de raíz. Les trabajadores del estado siguen parando por un salario que empate la inflación y la canasta básica, los jubilados siguen pidiendo un 82%, volvemos a reclamar que se investigue lo ilegítimo de una deuda externa contraída en la dictadura antes de honrarla o acrecentarla, que no se prenda fuego intencionalmente en territorios sensibles, que se cuide a las víctimas de violencia de género antes de que sean fatales.

En estas y algunas otras demandas, más allá de las retóricas, parece no haber ninguna grieta. Hay una continuidad preocupante que es necesario señalar y trabajar para ponerle fin. En 1983, por la delicada situación en que salíamos de la dictadura el gobierno radical presidido por Alfonsin implementa la caja P.A.N. Hoy a 38 años de la recuperación de la democracia con el peronismo de Alberto Fernandez y después de pasar por otros peronismos, por Alianzas y por el P.R.O., tenemos la Tarjeta Alimentar.
En vez de un derecho, una limosna para satisfacer una necesidad. La matriz no ha cambiado.

Creemos que un modo de cuidar la memoria es cristalizarla en más y más derechos colectivos. Con política, con participación, con diferencias y consensos, debemos seguir reivindicando y ampliando los derechos conseguidos.

Fuente: Otro Día.Com