Organismos defensores de derechos humanos, junto a agrupaciones políticas, gremiales y sociales, protagonizaron ayer un masivo acto en Rosario en repudio al fallo de la Corte que aplicó el 2×1 a un represor, a la vez que llamaron a seguir alertas frente a lo que entienden como una «feroz arremetida» de un sector de la Justicia y todo el gobierno del presidente Mauricio Macri para hacer «retroceder» una lucha de 40 años por la «memoria, verdad y justicia» a los responsables del terrorismo de Estado en la Argentina.
Ni la arquitectura legal que se armó en el Congreso para restringir el fallo de la Corte, ni el rechazo de Macri y sus funcionarios a la ley del 2×1 apaciguaron la bronca de un amplio abanico de identidades políticas que se acercaron a la plaza 25 de Mayo, lugar donde rondan todos los jueves las Madres con sus pañuelos y las fotos de sus familiares desaparecidos.
Esta vez la marcha fue superior en número de personas y en contenido político. Salvo los adherentes del PRO, en la plaza y sus alrededores se pudo ver a dirigentes y militantes de casi todo el espectro político local. Una postal que grafica la dimensión del rechazo y el consenso generalizado de que el tema de los derechos humanos es una política de Estado de la cual no se debe retroceder.
«Señores jueces, nunca más», rezaba un cartel dispuesto en la puerta de la Municipalidad. La famosa frase que el fiscal Julio Strassera pronunció en el juicio a las juntas militares, en 1985, simboliza un sentimiento que se hizo carne en gran parte de la sociedad. Y que ayer, en la plaza y con las Madres, se volvió a multiplicar.
Juane Basso, integrante de Hijos y del Espacio Juicio y Castigo, resaltó el carácter plural de la convocatoria y no dudó en señalar que las movilizaciones de la semana pasada fue lo que posibilitó que el Congreso tabicara con una ley el fallo de la Corte de aplicar el 2×1 a los represores. «La Justicia es una construcción colectiva», definió.
Norma de Vermeulen, en representación de las Madres de la Plaza 25 de Mayo, fue la encargada de leer el documento consensuado en el Espacio Juicio y Castigo, donde se acusó el gobierno de Macri de influir en la decisión de la Corte. Dijo que se asiste a una «arremetida feroz» por parte del Ejecutivo nacional para hacer retroceder las conquistas por la que están luchando desde hace 40 años.
«Este fallo está direccionado por el gobierno, cuyos funcionarios aplican el negacionismo del terrorismo de Estado, en un clima de miedo y persecución», dijo Vermeulen.
La dirigente también rechazó la idea de la Iglesia argentina, a través de la Conferencia Episcopal, de reconciliar a familiares de las víctimas de la dictadura con la de los responsables del terrorismo de Estado.
Terminados los discursos no hubo desconcentración inmediata. La multitud se quedó cantando. Hubo mucha confraternidad en la plaza colmada y sus alrededores entre militantes que, en una contienda electoral como la que se avecina, suelen defender intereses distintos. Pero en esta, la consigna fue una sola.