Al relacionar esto con las alergias o respuesta exagerada del sistema inmune que determina como dañino alguna sustancia inocua, me pregunto: ¿Qué hace que el pasto, polen, el plátano oriental o un alimento puedan hacer daño a alguien? Puede ser que el estar consciente de que éstos son inofensivos ayude a no sufrir, así como el estar más atento a percibir la pureza y perfección espirituales beneficie al ser humano a no experimentar tales reacciones molestas.
Como aproximadamente el 25% de la población chilena padece de alergias, creo importante reconocer que la Mente tiene influencia sobre el cuerpo y como ésta puede incrementar el sistema inmune.
El Prof. Lorimer Moseley, de Neuroscience Research Australia y de la Universidad del Sur de Australia, en sus experimentos pudo demostrar que la mente puede controlar respuestas alérgicas.
Su estudio se comprobó con la “ilusión de la mano de goma”, en donde se le pidió a voluntarios sanos que pusieran sus dos manos sobre la mesa, una de ellas oculta a su vista, colocando una mano de goma en su lugar. Luego se les inyectó histamina (un químico que produce el cuerpo cuando está teniendo una reacción alérgica) a la mano de goma, a la oculta y a la mano visible. El resultado fue que en la mano visible, las personas no manifestaron una reacción alérgica debido a la activación del sistema inmune, mientras que en la mano oculta se exteriorizó la reacción, infiriendo así que se debió a que la mente no estaba consciente de esa parte del cuerpo, por lo tanto no se activó el sistema inmune.
Entonces, ¿qué relación puede existir entre el pensamiento y la salud? Cuando se reflexiona en que la Mente divina gobierna al cuerpo, esto puede ser útil a la hora de enfrentar una anomalía. Querer ver en uno condiciones saludables y observar desde una perspectiva espiritual más consciente, permite superar situaciones discordantes.
Recuerdo cuando a mi marido, quien hacía poco tiempo había comenzado a indagar acerca de la relación que existe entre los pensamientos y la salud, lo picó una abeja en el brazo. A pesar del dolor, sintió un profundo deseo de sentirse bien y en vez de pensar en molestias e hinchazón, centró su pensamiento en la Mente divina, afirmando que la abeja es una creación buena y que no puede hacerle daño alguno. Mantuvo la idea de que solo podía manifestarse algo bueno en él. Exactamente eso ocurrió, pues no hubo ninguna reacción en su brazo.
Así como ésta, hay varias experiencias de personas que han recurrido a la Mente divina, como lo fue el caso de Erin Powell, de California, quien sostuvo en su razonamiento la existencia de una atmosfera espiritual indisoluble con el Amor y al perseverar con esta idea, sanó de alergia a las plantas y a lo que conlleva la llegada de la “primavera”.
¿Cuán significativo puede llegar a ser entonces el enunciado de Shakespeare mencionado al principio? Probablemente, implica que es posible dejar de ser víctimas del medio ambiente al considerar el control de la Mente divina, el Amor, que otorga pensamientos saludables y libres de temor.
Claudia Honorato integra el Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana para Chile
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