No es de menor importancia puntualizar sobre las causas que muchas veces esta maternidad se encuentra amenazada por diferentes factores: la marginalidad, abuso y agresión, ya sea en la niñez como en la adolescencia.
Ese respeto se ve manifestado no solo en la maternidad, sino además en nuestras futuras generaciones.
Según UNICEF, “275 millones de niños sufren distintos tipos de violencia y maltrato”.
Como resultado de una investigación respecto al maltrato infantil, hay aspectos a tener en cuenta:
1) Analizar cuáles son los factores más importantes que hace que se produzca el maltrato infantil en las familias.
2) Descubrir cuáles son las consecuencias que muestra un niño cuando es maltratado física, mental y emocionalmente.
3) Identificar cuáles son los efectos que tiene un niño que ha sido maltratado por su grupo familiar y/o la sociedad.
El maltrato infantil se subdivide en dos grupos: Pasivo y Activo.
Pasivo: Comprende el abandono físico, que ocurre cuando las necesidades físicas básicas del menor no son atendidas por ningún miembro del grupo que convive con él. También comprende el abandono emocional que consiste en la falta de respuesta a las necesidades de contacto físico y caricias y la indiferencia frente a los estados anímicos del menor.
Activo: Comprende el abuso físico que consiste en cualquier acción no accidental por los padres o cuidadores que provoquen daño físico o enfermedad al menor. La intensidad puede variar desde una contusión leve hasta una lesión mortal. También comprende el abuso sexual, que consiste en cualquier tipo de contacto sexual con un menor por parte de un familiar, tutor o cualquier otro adulto, concluyendo hasta en la maternidad precoz.
Un ambiente hostil, la soledad, falta de afecto, la carencia de educación y valores es lo que en apariencia da a entender que hay una sociedad enferma y necesitada de contención.
¿Cómo podemos asistir espiritualmente al hambre y vacío existencial?
Desde cada lugar se puede hacer mucho por una sociedad anhelante de respuestas prácticas.
A medida que entendamos que no somos seres aislados, sino que conformamos un todo como parte del Todo, veremos que la creación espiritual puede manifestarse en los distintos aspectos de la sociedad, de manera más armoniosa, mejor cuidada y saludable.
Eddy, autora de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, señala: “Lo bueno en los afectos humanos ha de tener predominio sobre lo malo, y lo espiritual sobre lo animal, pues de lo contrario, nunca se alcanzará la felicidad. Los hijos de padres de mente espiritualizada heredan más intelecto, mentes más equilibradas y constituciones más sanas”
Si cada uno es capaz de brindar apoyo en su entorno, sea familiar, vecino conocido o no conocido, promoverá sólidos valores en la sociedad para que predominen la belleza, la alegría de un rostro satisfecho, la inocencia y pureza que deben caracterizar a la niñez y juventud. Una juventud que demuestre que la salud no depende de factores materiales sino espirituales, provenientes de Dios como Padre-Madre de Su creación.
El pensamiento está cambiando a nuevas concepciones. Una alternativa que, quizás, está al alcance de todos.
No es una tarea fácil pero tampoco imposible. Cuántos beneficios pueden recoger nuestras generaciones presentes y futuras, con esta nueva actitud como ciudadanos, como padres y educadores.
Elizabeth integra el Comité de Publicación, en Argentina, y escribe reflexiones desde su perspectiva como profesional de la Ciencia Cristiana.
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