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Opinión: Ser, aparentar y actuar. Por Luis Novaresio.

macri-armstrong-y-regionEl episodio con la deuda del Correo Argentino vuelve a interpelar al presidente Macri: ¿está decidido realmente a ir a fondo en la lucha contra la corrupción y el respeto a la ley?
Detesto menos a los ineficientes o inútiles que a los que mienten omitiendo cumplir todo lo que voluntariamente dijeron que sabían hacer. Traicionar las expectativas planteadas por uno mismo debería ser delito en el código penal». Así terminaba una obra de teatro española que hablaba de la resistencia al franquismo y que ponía en boca de su viejo protagonista el hastío por las promesas incumplidas.

Mauricio Macri debería tomar especial nota que hay enormes expectativas por su gestión. No es un presidente más que llegó en la sucesión ordinaria de un estado de derecho consolidado y acostumbrado a pendular entre distintas posiciones ideológicas sin sobresaltos. El actual titular del Ejecutivo asumió como máximo representante de una democracia golpeada en los últimos 80 años y luego de 12 de una gestión que deseó con voracidad y sin prejuicio ninguno eternizarse en el poder con prescindencia de las normas. Eso en lo político. En lo económico social, Macri gestiona un país que cristalizó y, peor, naturalizó el 30 por ciento de su población en la pobreza, conciudadanos sometidos a una situación socialmente injusta y económicamente presos.
¿Entendió este mandato el presidente? Digámoslo de forma más directa: A Mauricio Macri lo votó un sector ideológicamente duro que coincide con su forma de pensar y un enorme colectivo de ciudadanos independientes que sufragó en contra del kirchnerismo. Por descarte. Todos, sin embargo, se unieron por la idea de un cambio en el fondo del respeto de la ley y en el combate contra la corrupción.

El episodio de la deuda de la empresa de la familia Macri por la gestión del Correo Argentino vuelve a interpelar al presidente para saber si tiene voluntad de honrar aquel compromiso. Es cierto que cada tema que se debate en público suscita por estos tiempos una grieta ideológica que, en muchos casos, es ridícula. El «tetazo» de mujeres que sólo proponen ser dueñas de su cuerpo dividió el sostenedores (con perdón) K de la iniciativa y detractores PRO de la misma. Insólito.

Por lo del Correo, es onírico escuchar a dirigentes de los últimos 12 años asustarse por lo que ocurre. El caso es grave. Gravísimo. Pero que dirigentes que se robaron una empresa dedicada a fabricar billetes o que condonaron 8.000 millones a un empresario amigo que expendía petróleo por poner dos ejemplos rápidos se golpeen el pecho y hagan videítos en las redes hablando de fragilidad institucional es patético. Adelantemos algo: si la familia Macri va a pagar poco y nada por su deuda con el Correo se lo debemos a que las 3 administraciones kirchneristas le bicicletearon ese período porque entonces era amigo del poder. Punto.

A quien quiera, en serio, empezar a entender este caso se le recomienda la lectura de 64 fojas del dictamen de la fiscal Gabriela Boquín que plantea el tema (véase http://www.fiscales.gob.ar/fiscalias/dictamen-completo-de-la-fiscal-general-gabriela-boquin-en-el-marco-del-concurso-preventivo-de-correo-argentino-s-a/). Luego, a los más rigurosos, se los invita a conocer dos escritos más de la misma agente fiscal que complementan esa presentación.

Si se nos permite la síntesis que apunta más a la didáctica que a la profusión de tecnicismo, el caso supone estos tópicos: 1) Cuando Correo Argentino de la familia Macri es echado de la concesión en año 2003 se verifica una deuda con el Estado de 298 millones de pesos. 2) abierto el concurso de acreedores, dicho monto queda verificado junto con otros acreedores que también reclaman lo suyo. 3) Desde entonces, el Estado argentino se tomó 13 años para discutir si se aceptaba una propuesta de pago y evitaba la quiebra. 4) A fines del año pasado se presentó una propuesta por la que la familia Macri propone pagar los mismos 298 millones de pesos en 15 años, con el 7 por ciento de interés anual.

«La propuesta que (el Estado) aceptó es abusiva, implica perjuicio fiscal y su irregular aceptación perjudica gravemente el patrimonio del Estado nacional», firma a fojas 5 la fiscal. Y lo explica en 60 carillas más. De allí se extrae con claridad matemática que la propuesta, a un plazo de 15 años en donde las primeras cuotas son sólo del 1 por ciento del capital y recién en el 2033 se paga fuertemente lo que se debe, es abusiva e implica una quita, por el paso del tiempo y la imposibilidad legal de cargar intereses del 98 por ciento real de la deuda (fojas 10 y 11). De los casi 300 millones que se debían el deudor pagará en realidad 6 a valores constantes y el acreedor, todos nosotros, perderemos el resto. Boquín explica que hay irregularidades de forma en el modo de mandatar a los representantes del Estado, explica cómo está constituida la sociedad y mucho más.

Lo central es que se pretende aprobar un acuerdo que para un empresario multimillonario le implica haber podido pasar todo este tiempo sin problemas y con el «premio» final de un acuerdo como el explicado cuando al ciudadano de a pie, por ejemplo, se le ofrece hoy una compra de un lavarropas en 50 meses con un interés del 19 por ciento anual. ¿O hay que explicar qué nos pasa a todo si se no pagamos una boleta del inmobiliario a la hora de los intereses y embargos?

El ministro de Comunicaciones que impulsó el acuerdo dijo varias cosas. Que la demora en el cobro hay que achacársela al kirchnerismo que entonces miraba como un socio privilegiado a Franco Macri (es cierto) y que va a llevar al Congreso la propuesta para ver si a la oposición se le ocurre algo mejor. ¿Ahora? ¿Y haberlo hecho antes?

Se dice en la arena política que muchos están (estamos) demasiado puristas con el gobierno de Macri cuando venimos de uno que atropelló cuanta norma se le ocurrió. Lo segundo es cierto. Y lo primero también. Por aquello de las expectativas y promesas voluntariamente pronunciadas. Muchos de los que votaron al PRO jamás esperarían nada de mea culpa jurídico o ético del gobierno que se fue hace un año y un par de meses. Sí de éste. Por eso el reclamo.

¿Es tan difícil ver para el presidente que un tema ríspido que involucra directamente a su familia merece de un protocolo especial, riguroso, para salvar cualquier hueco de cuestionamiento de ética pública? Le dijo a este cronista el ministro Aguad que nunca se le ocurrió consultar a Mauricio Macri sobre este tema. O exagera la gambeta dialéctica o, de verdad, estamos en problemas. El Estado no es una empresa privada en donde un puñado de accionistas aprueban lo actuado sin más que dar cuentas. Y seguir diciendo que fue un error propio del aprendizaje de la gestión tiene un color oscuro a estas alturas. O peor: es un modo de gobernar basado en el «si se pasa, pasa». Si se pasa el nombramiento de jueces en comisión, pasa. Si pasa derogar una ley por decreto, pasa.

El presidente Macri y su gabinete tienen que honrar sus promesas y tomar nota del momento histórico en el que han llegado. El acuerdo por el Correo es una afrenta al ciudadano de a pie que paga sus impuestos. Una maestra rosarina del Derecho decía que en un conflicto jurídico hay que estar siempre primero al sentido de justicia. «El taparrabos de las normas aparece después». Este caso no es más que otro botón de una muestra que ya no admite como única justificación la herencia recibida.
Luis Novaresio/ La Capital.

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