La votación del socialismo en la Cámara de Diputados por la reforma previsional dejó heridos. Luis Contigiani -del Frente Progresista- se pronunció con vehemencia en contra del proyecto —a la postre convertido en ley— y el dato no le resultó ajeno al presidente Mauricio Macri. Probablemente sea el motivo por el cual el gobernador santafesino, Miguel Lifschitz, haya suspendido la reunión que hoy debería haber mantenido con el mandatario nacional en Olivos.
Contigiani votó en sintonía con el peronismo y el Frente Renovador. La onda expansiva llegó entonces a cuatro gobernadores: Lifschitz, Sergio Uñac, Gerardo Zamora y Sergio Casas. El socialista tenía hoy una reunión con el presidente —que algunos en la Casa Gris negaron pero hubo voces oficiales que reconocieron que el santafesino estaba agendado en Olivos— pero finalmente interpuso una excusa técnica: argumentó problemas mecánicos con el helicóptero oficial.
La disculpa suena conocida. En alguna época fue el entonces gobernador Carlos Reutemann quien en más de una oportunidad alegó el mismo inconveniente para no viajar a Buenos Aires.
«Hubo una imposición y una coerción a los gobernadores», es lo que sostiene mientras tanto el diputado santafesino Antonio Bonfatti. Es cierto que antes de que los diputados trataran la polémica reforma previsional los gobernadores firmaron el pacto fiscal, y Lifschitz entonces puso su rúbrica, pero Bonfatti asegura que si no lo hacían «a los gobernadores les quitan el fondo sojero y el reconocimiento a las Cajas de jubilaciones provinciales», entre otras cuestiones. «Entonces, no fue un consenso sino una imposición y una coerción»
El exgobernador lamenta que los mandatarios provinciales no se mantuvieran firmes en bloque, pero deja a salvo a Lifschitz: «Nuestro gobernador fue el último que firmó», asevera.
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