Un tribunal de la Cámara Federal de Apelaciones de Rosario deberá resolver en los próximos días si le concede el trámite de nacionalidad argentina a un niño de 5 años que nació en la India por medio de una maternidad subrogada –también llamado alquiler de vientre– y que en la actualidad reside en la ciudad de San Francisco, Estados Unidos, junto con sus padres, Adam B. y Alex S. Este último es oriundo de la ciudad de Correa (departamento Iriondo) pero desde hace más de veinte años vive en Norteamérica.
El caso forma parte de un laberinto judicial que implicó trámites en los tribunales de San Lorenzo, Cañada de Gómez y el Juzgado Federal N° 1 de Rosario hasta derivar en la Sala B de la Cámara de Apelaciones, a cargo de un tribunal conformado por los jueces José Toledo, Élida Isabel Vidal y Edgardo Adrián Bello.
La historia remonta al 2012, cuando la pareja apostó al alquiler de un vientre en una clínica de la ciudad de Nueva Delhi, en India, país al cual se lo conoce, en este aspecto, como el «útero del mundo». El niño llegó al mundo pero con la particularidad de que el esperma que había aportado Adam no era el que se había fecundado en el útero de la mujer que alquiló su vientre. A partir de allí, la pareja atravesó una serie de trámites para poder llevar al niño a Estados Unidos, obtener su tutela y lograr que tenga una nacionalidad.
Cronología del caso
En 2012, Adam y Alex iniciaron una serie de consultas con médicos especialistas para asesorarse sobre lo que era la maternidad subrogada. Por determinación propia, la pareja decidió alquilar un vientre en la India y así poder tener su hijo. Fue ese mismo año, cuando Adam firmó el contrato con la empresa y en 2013, la mujer seleccionada quedó embarazada.
El 11 de octubre del 2013, el menor nació y su padre, Adam, el cual había viajado a India en ese entonces, llevó a su hijo hasta la embajada de Estados Unidos para iniciar los trámites de salida del país asiático. En dichos trámites, al niño se le extrajo una muestra de saliva –ya que así lo solicita la ley estadounidense– para determinar si el ADN aportado por Adam era el que tenía el menor.
El resultado dejó a la pareja en un limbo. El niño había sido fecundado con otro esperma y por ello, Adam no era su padre biológico, por lo que no podía llevarlo a San Francisco. A su vez, tampoco la India lo reconocía como ciudadano de ese país debido a que como padre figuraba Adam mientras que su madre –es decir la que aportó los óvulos– figuraba como desconocida, por lo que no se le reconocía la nacionalidad de ese país.
El niño no tenía identidad, estaba en estado «apátrida». Y lo que era aún peor, el caso terminó siendo tramitado en el Departamento de Seguridad Nacional (de EE.UU.), ya que allí recaen todos los documentos vinculados a las migraciones. Luego de entrevistar al menos unos 15 abogados, la pareja contrató un letrado del Estado de Massachusetts. Aquel abogado presentó, en enero del 2014, una solicitud para que se le otorgue al menor un permiso que permita el ingreso a los Estados Unidos bajo la figura de Perdón Humanitario (Humanitarian Parole), el cual está contemplado en la ley de migraciones estadounidense y que se aplica en su mayoría a personas con problemas de salud.
En febrero del 2014, el Departamento de Seguridad le otorgó a Adam trasladar a la criatura a Estados Unidos solo por un máximo de dos años. Previo a ello, el padre debió tramitar la visa de salida del niño de la India, lo cual duró seis semanas. Un mes después, Adam y su hijo llegaron a Estados Unidos. Allí lograron encontrarse con Alex.
Para el 19 de abril del 2014, Alex y Adam lograron casarse, situación que logró mejorar la situación del pequeño. Es que dos meses después, la Corte Superior de Familia de San Francisco otorgó al matrimonio igualitario la tenencia legal (tutela) de Emilio. Esa resolución judicial permitió que se den por terminados los derechos de la familia biológica y desconocida del niño y así se instruya un nuevo certificado de nacimiento donde iban a figurar Alex y Adam como padres.
La burocracia
Un año después, Alex, quien vivió hasta los 22 años en la localidad de Correa (departamento Iriondo) de la provincia de Santa Fe, decidió iniciar los trámites para que su hijo obtenga la nacionalidad argentina, ya que para en ese entonces, el menor continuaba de manera irregular en Estados Unidos, a pesar de haber sido reconocido como hijo del matrimonio homosexual.
Al iniciar los trámites en Argentina, el primer destino terminó siendo un Juzgado de Familia de la ciudad de San Lorenzo, donde en 2012, un juez, Marcelo Scola, le ordenó al Consulado argentino en Nueva Delhi, India, que inscriba con la nacionalidad argentina a Cayetana, una nena nacida también por medio del alquiler de un vientre entre una abogada sanlorencina y un psicólogo español.
Sin embargo, los resultados no fueron los esperados. En primer lugar, aquel Juzgado de 1ª Instancia de Distrito Familia, el 4 de diciembre del 2017 se declaró incompetente y el pedido de la pareja terminó siendo girado hacia otro juzgado con sede en la localidad de Cañada de Gómez, ya que esa jurisdicción es la más cercana al domicilio que declaró Alex antes de irse a vivir a Estados Unidos.
En Cañada de Gómez, una jueza ordenó remitir las actuaciones a la Justicia Federal de Rosario ya que se declaró incompetente para dictar alguna sentencia sobre el caso. Las actuaciones concluyeron en el Juzgado Federal N° 1 de Rosario, a cargo del juez subrogante Aurelio Cuello Murúa, quien también es titular del Juzgado Federal de la ciudad de Venado Tuerto, en el sur provincial.
Mientras en la Argentina el tratamiento del caso seguía girando en distintos juzgados, en Estados Unidos, Alex y Adam lograron, en febrero del 2016, que su hijo sea beneficiado con la Green Card y así obtenga la residencia estadounidense. En tanto, dos meses después, obtuvo su pasaporte estadounidense mediante el cual lo posicionaba como ciudadano legal.
Sin la misma suerte, el trámite en Argentina continuaba paralizado.
Camino federal
El 10 de agosto de este año, el juez Cuello Murúa declaró la incompetencia material del caso y ordenó que los trámites se lleven a cabo en el país de residencia tanto de Alex como de su hijo de cinco años, es decir en la ciudad de San Francisco, Estados Unidos. La resolución fue apelada por dos defensoras (coadyuvantes) de menores, María Sendra y María Tugnoli, y el expediente pasó a ser tratado en la Cámara Federal de Apelaciones de Rosario.
Allí, el fiscal ante la Cámara, Claudio Palacín, opinó a favor para que el menor pueda lograr tener la ciudadanía argentina. En su dictamen, el representante del Ministerio Público Fiscal consideró en primer lugar que el Juzgado Federal es competente para resolver las «pretensiones deducidas».
Por otro lado, destacó que el magistrado se apartó de las normas de derecho internacional privado que son aplicables a las circunstancias comprobadas en la causa, por lo que «luce arbitraria». En esa línea, el fiscal indicó que «no existen obstáculos para que le sea concedida la nacionalidad» al menor.
«Una vez reconocido el vínculo filiatorio, mediante el previo análisis sobre la validez del documento obrante en nuestro país, la nacionalidad argentina se impone, dado que nuestro ordenamiento jurídico acepta la nacionalidad para los hijos de argentinos nativos nacidos en el extranjero, cuando optaron por aquella», remarcó en un tramo el escrito realizado por el fiscal de Cámara.
El caso deberá ser resuelto próximamente en la Sala B, a cargo de un tribunal conformado por los jueces Toledo, Vidal y Bello, los cuales deberán determinar si revocan el fallo del juez Cuello Murúa o si lo confirman. En caso de revocarlo, el Juzgado Federal nuevamente tendrá que darle tratamiento y así definir si se le otorga la nacionalidad a Emilio.
Por Ignacio Mendoza.