Aunque pareciera que hablamos de un tema estrictamente demográfico, la solución viene de la mano a oportunidades de desarrollo para los jóvenes en sus propios lugares de origen.
Cuando se lanzó el mismo la demanda de cobertura fue inédita, cientos de estudiantes acudieron de manera espontánea a inscribirse. La cantidad de solicitudes fue tal que al poco tiempo de instaurado el programa el equipo de asesores de Solís desarrolló un software que en base a las variables socioeconómicas del solicitante emite un ranking, que es uno de los datos que entran en consideración a los fines del eventual otorgamiento del beneficio al postulante.
El resultado inmediato, jóvenes profesionales arraigados a sus lugares de nacimiento. Nuestra provincia no puede seguir el modelo de desarrollo demográfico del país, los grandes centros urbanos no pueden seguir recibiendo migraciones internas sin ningún tipo de planificación. Solís entendió este problema y supo desarrollar una manera, modesta pero eficiente de abordar la solución, el incentivo al acceso a la educación profesional en el propio territorio.