La conversación con ella me hizo acordar lo que ocurrió con Nabila Rifo, de Coyhauque, Chile, que fue víctima de femicidio frustrado, lesiones y violación violenta. Lo ocurrido con Nabila tocó el corazón de muchos, “estremeció al país”, por lo brutal que se volvió su pareja debido al uso del alcohol. Lamentablemente, muchos no se dan cuenta de que ocurren casos como este en muchas partes, y cuantas mujeres y niños sufren callados, simplemente por el inconcebible sentimiento de que quizás merecen algo así, o porque todavía quieren a la pareja, o por miedo, o vergüenza de denunciar al agresor y exponerse al conocimiento público.
Estos casos pasan al olvido, en un mundo desconocido y disfrazado por las apariencias. Pero aun cuando no haya justicia humana, el castigo necesario para el agresor, las víctimas pueden encontrar una solución, una curación mental y emocional para seguir adelante. Justamente esto fue lo que le ocurrió a la señora que conocí en Biel.
Al intercambiar ideas sobre la espiritualidad y su importancia para encontrar equilibrio y paz interior, esa señora me contó que era cristiana, creía en Dios y en algunas partes de la Biblia, pero no podía entender porque uno de los 10 Mandamientos pedía que honráramos a nuestro padre y madre, pues ella no podía pensar en honrar a sus padres humanos, por lo abusivos que habían sido. El papá, bajo la influencia del alcohol, había intentado matarla a ella y a sus hermanos. Les pegaba mucho. Y la mamá, no los defendía. Al contrario, como ella sufría agresión del esposo, les pegaba también a sus tres hijos.
“¿Cómo voy a pensar en honrar a padres como esos? ¿No te parece imposible?”, me preguntó, haciendo referencia al quinto Mandamiento. Le expliqué que la Ciencia Cristiana enseña que Dios es nuestro Padre-Madre, por lo tanto, podemos pensar en honrar a Dios. Ella sonrió y me dijo: “Ah, con eso sí estoy de acuerdo y puedo hacerlo”.
Siguió contándome su historia, y me dijo que cuando fue mayor de edad, se fue de su casa, pero la pesadilla de su vida con los padres la perseguía. Hasta que un día, no sabe cómo, no se acuerda si leyó algo o si simplemente de Dios le vino el pensamiento: “Mientras sigas pensando en el pasado, estarás presa de tus padres. ¡Vive el ahora y libérate del pasado!”
Así logró sentirse libre, y desde entonces vive el ahora, no el pasado, no el futuro. Pudo tener una vida normal, tuvo hijos que ya son adultos y están bien, y sus hermanos también tuvieron una vida exitosa y sin dramas.
Vivir el ahora con gratitud y alegría, sentir que nada ni nadie puede impedir tu desarrollo, es la actitud que todos podemos tener hacia la vida.
La teóloga y fundadora de la Ciencia Cristiana también sufrió injusticias en su familia, fruto de la sociedad machista y sin derechos igualitarios del siglo XIX. Pero, aun enfrentando estos problemas, escribió: “Ha llegado la hora de la mujer, con todas sus dulces amenidades y con sus reformas morales y religiosas”. (No y Sí, pág. 45:19).
Es importante que aceptemos mentalmente que ahora es, sin duda, “la hora de la mujer”. Así contribuimos a que las mujeres no sigan sufriendo como Nabila o como la señora que conocí, sino que puedan superar todo tipo de cicatrices del pasado y de sufrimientos debido al abuso. Así podrán seguir adelante y contribuir a que haya un mundo más justo, igualitario y sin violencia.
Dios es el verdadero Padre y Madre que nos creó a todos, hombres y mujeres, con la capacidad de vivir en armonía, de controlar impulsos y de expresar sabiduría, respeto e igualdad en todo lo que hacemos.
Leide Lessa es conferenciante y maestra de la Ciencia Cristiana y escribe reflexiones sobre la espiritualidad y la vida. E-Mail: lessal@csps.com Twitter: @LeideLessa