Las causas más frecuentes de hepatitis crónica pueden dividirse en 4 grupos: virales (virus B y C de la hepatitis), autoinmune, drogas (isoniazida, nitrofurantoína, metildopa, alcohol etc.), y enfermedades metabólicas (fibrosis quística, enfermedad de Wilson, deficiencia de a1 antitripsina).
Generalmente esta lesión es progresiva y se denomina cirrosis hepática (CH) al estadio final de la misma. Las etiologías más frecuentes en nuestro medio son el alcoholismo y la infección por el virus de la hepatitis C.
La hepatitis crónicas puede tener diferentes formas de presentación:
1. Comienzo agudo, muy similar al de una hepatitis viral aguda.
2. Comienzo insidioso, con síntomas generales (dolor abdominal, astenia, adinamia, pérdida de peso), que preceden o acompañan a la aparición de ictericia y alteraciones en el examen físico, propias del daño hepático crónico (hepatomegalia, esplenomegalia, arañas vasculares, circulación colateral superficial, palma hepática y ascitis). En los casos de hepatitis crónica activa, pueden haber además manifestaciones extrahepáticas (acné, amenorrea, artritis, dermatitis, colitis, nefritis inespecífica, tromboflebitis, anemia hemolítica y otras). Posteriormente pueden aparecer síntomas de insuficiencia hepática.
3. Asintomática, con signos en el examen físico o alteraciones de laboratorio propios de daño hepático crónico.
El diagnóstico de hepatitis crónica debe sospecharse, en casos de: compromiso inexplicable del estado general, con presencia de decaimiento, astenia, adinamia, y baja de peso, en pacientes con antecedentes o presencia de ictericia que es el amarillentamiento de la piel a causa del aumento por encima del valor normal de la bilirrubina en sangre; hallazgos en el examen físico de: hepatomegalia, esplenomegalia, o de estigmas de daño hepático crónico; antecedente o presencia de factores etiológicos como ingestión de drogas, transfusiones, patologías autoinmunes, etc; alteraciones de laboratorio, como aumento de transaminasas hepáticas que son la GOT Y GPT, o de la gama glutamil transpeptidasa o gama-GT (que esta determinación se la suele usar para el diagnostico diferencial de la hepatitis alcohólica) hipoprotrombinemia, , hipoalbuminemia o hipergamaglobulinemia.
La biopsia hepática por punción confirma el diagnóstico, muestra el grado de actividad necroinflamatoria, tiene valor pronóstico y en algunos casos, puede sugerir la etiología.
El estudio de las posibles etiologías debe ser individualizada de acuerdo a los antecedentes clínicos, aspectos epidemiológicos, historia familiar y hallazgos histopatológicos.
Prevención.
Las cosas más importantes que puede hacer una persona para prevenir la cirrosis son:
• Evitar el consumo de alcohol.
• Moderar el consumo de sal de mesa (cloruro de sodio)
• Consultar a un médico por si existe una enfermedad hepática crónica silente que pueda llegar a producir cirrosis.
• Si un paciente sabe que tiene alguna enfermedad hepática, debe consultar periódicamente con su médico por si es una enfermedad tratable, cuya progresión se pueda evitar (enfermedad alcohólica o hepatitis B o C, por ejemplo).
• Evitar el consumo de medicamentos o sustancias tóxicas para el hígado
• No tener prácticas sexuales de riesgo
• No compartir agujas o jeringas con otras personas
• Vacunación en el caso de la hepatitis B, por ejemplo.
Bioquimica Mariana Bianciotto.
Programa Televisivo, ¨Prevención y Salud¨. Estreno, día lunes 13 de abril, 13,30hs.
Reiteración, jueves 19,30hs y sábados 12,30hs.