Cada año la OMS (Organización Mundial de la Salud) y asociados de todo el mundo celebran el Día Mundial Sin Tabaco (31de mayo), dedicado a resaltar los riesgos para la salud en relación al consumo de tabaco y promover políticas eficaces para reducir ese consumo. El consumo del tabaco es la principal causa prevenible de defunción en el mundo, y actualmente mata a uno de cada 10 adultos en todo el mundo.
Lo bueno del Día Mundial Sin Tabaco es que se hace promoción y patrocinio de la abstinencia al tabaco. Las estadísticas muestran que prohibir la publicidad de cigarrillos y prohibir que empresas de tabaco patrocinen eventos o deportes es una de las medidas más eficaces para reducir la demanda de tabaco y constituye por tanto una de las “mejores inversiones” para combatirlo.
Unido a esta campaña tan importante para el ecosistema también la Alianza Libre de Humo de Tabaco Argentina ALIAR “reconoció la importancia de que la población tome conciencia acerca de los graves daños para la salud que ocasiona la exposición al humo de tabaco ajeno en los lugares cerrados y se impulsen legislaciones de ambientes 100% libres de humo de tabaco. Es evidente y existe un consenso generalizado acerca de la gravedad de la contaminación del aire producida por fábricas o industrias. Sin embargo, en el Día Mundial del Aire Puro, es necesario llamar la atención sobre la incidencia en la salud pública de la contaminación ambiental de espacios interiores con humo de tabaco”
¿Cómo es posible tomar conciencia de estas demandas y exigencias?
La obediencia en estos casos se puede tomar como una actitud cooperativa y beneficiosa para la sociedad.
Lo vemos que ha sido acatado con aprobación cuando se determinó que en lugares cerrados no se contaminara el aire con el humo del cigarrillo, y de hecho hay una disponibilidad tanto en restaurantes como bares, dejar un espacio para “no fumadores”.
Yendo a la raíz del problema, es natural tener conciencia de lo que puede beneficiar a la población y lo que puede perjudicarla, y saber que la tendencia a caer en una adicción no es lo natural ni lo deseable para mantener la salud y el bienestar.
Recuerdo que mi hijo, hace unos años, estaba bajo la presión de querer dejar el cigarrillo y cuanto más se esforzaba, con mayor celeridad fumaba.
Hasta que un día se dio cuenta que su salud estaba afectada, con tos bronquial, problemas respiratorios y una tensión nerviosa que él mismo no podía superarla.
Un día le pregunté qué era lo que lo hacía fumar, y me dio algunas razones, como por ejemplo, que cuando se encontraba en alguna reunión, no quería quedar siendo el único sin fumar, que le proporcionaba cierto dominio, venciendo en apariencia la timidez, o bien que lo hacía sentir acompañado.
Entonces, de esa conversación, hice una síntesis:
Facilitarle el dominio – Ayudar a vencer la timidez – Sentirse acompañado.
¿No eran estas condiciones internas que tenía que vencer por sí mismo y no atribuirlas a ningún apoyo como el cigarrillo?
Fue ahí que él comprendió que todo estaba dentro de su pensamiento y que ajustándolo desde ahí, podría liberarse de la adicción del cigarrillo.
Fue importante afirmar que esa falta de dominio, la timidez y la soledad podían ser reconocidas como el opuesto a su naturaleza espiritual y que por lo tanto, no le pertenecían.
Entonces la respuesta fue que, casi sin darse cuenta, la apetencia hacia el cigarrillo había sido vencida completamente. Y se sintió libre y satisfecho.
Ya han transcurrido algunos años y hoy hasta le resulta molesto tener que estar en un ambiente saturado de humo.
Fumar, realmente no es ningún placer cuando se entiende que son muchas las desventajas para hacerlo.
Empieza a comprobarlo!
Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana, en Argentina, en adhesión a la Campaña Mundial sin Tabaco.
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