El primer paso para la estafa, consiste en hacerse de la tarjeta de débito asignada por el Banco al jubilado para el cobro del beneficio previsional y su correspondiente clave. La forma utilizada para conseguir dichas tarjetas, fueron distintas en los tres casos.
En el primero de los casos, un conviviente que conocía la clave del cajero, le sustrajo la tarjeta de débito al jubilado sin su conocimiento y con la complicidad de una amiga, solicitaron mediante cajero automático un crédito por la suma de $ 50.000, que una vez acreditado, se tranfirió a través de homebanking.
En el segundo de los casos, el delito fue cometido por un familiar directo en su carácter de apoderado del jubilado, a quién por su situación, no le resultó difícil solicitar el crédito por igual monto de $ 50.000 y luego culpar al Presidente Macri por la disminución en el monto de sus haberes jubilatorios percibidos, los cuales, obviamente, se ven disminuídos por los débitos de las cuotas del crédito solicitado.
El tercero fue mas elaborado, cometido por un familiar un poco mas lejano, que en una visita les manifestó a sus familiares -una pareja de jubilados- que por una nueva disposición, debían cambiarse las claves bancarias de las tarjetas de débito, razón por la cual, se ofrece gentilmente a realizarles el favor de generarles nuevas claves. Así logra que le entreguen las dos tarjetas de débito, acceder al cajero, generar nuevas claves, solicitar dos créditos por $ 50.000 cada uno y luego a través del homebanking, transferirse los $ 100.000 a distintas cuentas a las que tiene acceso. Lo mas grave de esto, radica en que ambos jubilados padecen limitaciones físicas e incapacidades, y los únicos ingresos que poseen, a raíz de esto, se van a ver disminuídos casi un 30% durante los próximos cinco años.
Estos delitos, donde existen registros de los movimientos bancarios y cámaras en los cajeros automáticos que facilitan notoriamente el trabajo judicial, no dejan de causar alarma en nuestra sociedad.
Sin duda, existe alevosía manifiesta en estos casos de abusos de confianza depositada por personas que en muchos casos se han visto sobrepasadas por la teconología y estos nuevos paradigmas sociales. Su pertenencia a una época donde no existía semejante desprecio hacia las personas mayores y mucho menos por parte de familiares, los convierte en seres sumamente vulnerables, a quienes debemos respeto y extrema protección. Es importante advertir a aquellos jubilados conocidos, que estén atentos a este tipos de estafas, y ante cualquier rumor de cambio en la modalidad de cobro o en los montos de los haberes jubilatorios, concurran acompañados a hacer su consulta en el mismo Banco donde los percibe. En caso de advertir la existencia de un crédito no solicitado, concurra primero y de inmediato a realizar la denuncia policial y luego a consultar a un abogado que procure recuperar lo sustraido.-