FUENTE: PERIODICO EL INFORME DE LA CIUDAD (CAÑADA DE GÓMEZ)
Dos jóvenes motoqueros de Cañada de Gómez como lo son Daniel Crola y Sandra Rinaldi recorrieron un total de 8789 km de la República Argentina en una moto Honda Tornado. La travesía les demandó un total de 22 días, de los cuales 550 km aproximadamente fueron de ripio.
¿Cómo surgió la idea de este viaje?
D.C.: Fue algo rápido. Vinimos del viaje a Machu Picchu y estaba pendiente el viaje a Ushuaia. Si bien fue organizado rápido, nos tomamos varios años para hacerlo pero en tres meses lo planificamos. Arranqué con el viaje porque no estábamos bien como familia… no teníamos proyectos. Entonces le empecé a mandar información a Sandra y me decía: “¿qué es esto?”. Fue una excusa para mejorar la situación, ella se empezó a interiorizar y nos metimos. Cuando uno tiene un proyecto conjunto se dejan todas las cosas de lado, aparte cuando uno hace un viaje vuelve diferente, es otra persona.
¿Cuánto hace que lo venían programando?
D.C.: Estuvimos casi tres meses planificando. Teníamos una moto china, bajita, no es una moto como para hacer este viaje pero le empecé a hacer el portaequipaje como para ir más cómodos. Después cayó un amigo con una moto enduro, que es más apropiada para este viaje de mucho ripio y me la dio a pagar como pueda.
S.R.: Se dio todo porque era el viaje o la moto, las dos cosas no podíamos. Este amigo le dijo: “esta moto es para vos”. Le respondimos que hacíamos al viaje y no teníamos plata para pagarla ahora pero nos planteó de pagarla después… se dio todo como para que podamos viajar, y si bien con esta moto ya no fue fácil el viaje, con la otra moto iba a ser más complicado.
¿Cuándo salieron?
S.R.: Salimos el 8 de enero. A las 6:00 a.m. ya estábamos arriba de la ruta y llegamos el 30 de enero a las 22:00 hs.
¿Cómo se prepararon?
D.C.: Hicimos muchas cosas. Hice un portaequipaje, el parabrisas, un bolso y en la misma moto cargábamos el celular, calentábamos el agua, inflábamos el colchón.
S.R.: El bolso que teníamos del otro viaje nos había resultado incómodo, entonces acomodamos pensando en la funcionalidad de las cosas.
¿Qué se llevaron?
S.R.: Teníamos dos bolsos de uso particular, uno para él y otro para mí. Además teníamos dos pares de zapatillas, la puesta y uno de repuesto por si se te llegan a mojar y respecto a la ropa, llevamos un par de mudas, jeans y varias remeras para ir cambiando. A su vez llevamos un bolso grande donde teníamos todo para acampar (carpa, bolsa de dormir, colchón inflable, inflador, prolongación, portátil, foco, ollas, herramientas, cámaras por si se pinchaba la moto, almohadas, frazadas, etc.)
¿Hasta donde pensaban llegar?
D.C.: Cuando arranqué le dije que no sabía si el tiempo y la plata me iba a dar para llegar hasta Ushuaia porque toda la parte que hicimos de la Ruta 40 tiene muchas cosas para conocer, me parecía imposible. Pero arrancamos por la 40 y fuimos conociendo. Parábamos en un pueblo, íbamos a la Secretaría de Turismo, donde nos decían que había para conocer, nos quedábamos dos días y hacíamos la vuelta para conocer el lugar. Luego hacíamos otros 100 km y parábamos. Así fue hasta El Bolsón (Río Negro) y ese tramo nos llevó diez días.
Hasta ese momento ¿les pasó algo que los haya marcado?
S.R.: Llegamos a Bariloche y nos caímos en la moto. Fue en el Camping “Selva Negra” en pleno centro de la ciudad. Nos lo habían recomendado y cuando llegamos me bajo y veo que la subida era muy empinada, se nos iba a complicar estando cargados con los bolsos pero le dije “solo capaz que la subís”.
D.C.: Subí solo un pedazo y empecé a perder el equipaje. Entonces frené, acomodamos todo y le digo “subite”. Entramos a subir y a mitad de camino no llegó más, nos vinimos para atrás y nos caímos. Cuando llegamos, llegó un chico atrás de nosotros, me preguntó si necesitaba ayuda y le dije que no. Ahí nos hicimos amigos de Diego Domínguez, él venía de Monte Grande (Buenos Aires), había ido a Mendoza y de ahí a Bariloche. Estaba solo y andaba haciendo ruta. Estaba cansado y se quería volver pero nosotros veníamos haciendo otro viaje conociendo lugares, donde nos gusta nos quedamos, lo invité a ir a El Bolsón, fuimos hasta ahí y nos preguntó hasta donde queríamos llegar. A partir de ahí es otro viaje ya que son muchos kilómetros juntos, lugares desérticos, poca nafta… otro viaje.
¿Cuál fue el primer lugar donde pararon?
S.R.: El primer lugar donde paramos fue Monte Coman (Mendoza). Un pueblito pintoresco.
D.C.: Cuando salimos no teníamos a dónde íbamos a parar, en este viaje salimos a hacer ruta y donde nos gustaba nos quedábamos. Salimos de Cañada con la moto fallando, cuando llegamos me había quedado sin nafta, cuando fui a cargar no tenían y no sabían cuando le llegaba, volví a donde estábamos parando le conté que no había nafta y decidí desarmar la moto, tenía una basurita en el carburador, lo armé y fuimos a un taller mecánico donde me dieron un litro de nafta con el que hicimos 10 km para cargar nafta en otro pueblito.
¿Cómo continuó el viaje?
D.C.: Lo hablamos porque de ahí queríamos ir a El Calafate (Santa Cruz) ya que queríamos conocer el Glaciar Perito Moreno.
S.R.: Llegamos a El Calafate, preguntamos para hacer la excursión al glaciar, lo hicimos al otro día y después seguimos viaje. Ya estábamos cerca y llegamos hasta Ushuaia juntos. De regreso (el lunes 30 de enero) nos separamos por una cuestión lógica que cada uno vuelve a su casa.
¿Qué significa la Ruta 40 para ustedes?
D.C.: Cuando de chico te gustan las motos la Ruta 40 es como la meta, es la mística Ruta 40 que cruza toda la Argentina.
S.R.: Es mística. En Bariloche nos encontramos con un personaje de más de 70 años (Guille) que nos felicitó por lo que estábamos haciendo con la moto que teníamos y nos dijo que hizo en el año 1969 el recorrido por esta ruta cuando era todo ripio en una Indian, una moto custom.
¿Era un viaje que siempre quisieron hacer?
D.C.: Lo primero que queríamos hacer era el Machu Picchu, pero de chiquito la Ruta 40 era lo más. Cuando me subí a la Ruta 40 no me dí cuenta, pero cuando llegamos a Chos Malal que es el centro de la Ruta fue un momento donde me quebró, es el punto de la ruta donde para el norte o para el sur hay la misma distancia. Otro quiebre fue cuando llegamos a Ushuaia… fue llegar a la meta.
S.R.: Llegar a Ushuaia fue muy emocionante porque no podíamos creer que habíamos llegado hasta ahí haciendo más de 5000 km. Tuvimos que enfrentar dificultades de clima pero llegar a la meta fue muy emocionante. Estar ahí te hace dar cuenta la importancia que tiene por ser el fin del mundo. Particularmente Ushuaia me encantó, todo me gustó, a todo le encontraba algo lindo, me gusta disfrutar del paisaje, las montañas, la estepa, las llanuras, los animales rompen la monotonía del paisaje. Cada kilómetro que recorrimos tuvo algo lindo. El camino de los 7 Lagos es maravilloso pero después cuando volvimos por la costa también fuimos parando y conociendo bahías… es todo muy lindo.
¿Qué otras cosas le gustaron?
S.R.: Atravesamos Río Grande, en un pueblito después de pasar Malargüe, tenía todas rocas negras pulidas y el agua verde esmeralda. Ese lugar me encantó, nadie nos había hablado de eso. Disfruté de todo: Ushuaia, el Perito Moreno, la pingüinera, la lobera, los lagos, las cascadas (la cascada Corbata Blanca fue impresionante), el volcán Lanín, el Bosque Tallado, Villa Traful (Neuquén), las Cuevas de las Manos (Santa Cruz), el Cañón del Atuel (Mendoza), el cruce en balsa por el Estrecho de Magallanes … nos gustó todo… fuimos a buscar la naturaleza.
¿Qué dificultades climáticas encontraron?
D.C.: Lo teníamos previsto pero fue complicado. El primer viento lo agarramos en Zapala, fue viento de costado y al ser el primero fue el peor pero después le agarramos la mano ya que eran ráfagas, no era constante.
S.R.: Yo que iba atrás por muchos momentos notaba que se levantaba la rueda de atrás, entonces hacía contrapeso con el cuerpo, el viento hizo lo que quiso con nosotros pero llegamos. Por eso fue tan importante llegar, uno pone el cuerpo en la moto y el llegar tiene otro significado.
D.C.: También sufrimos mucho calor los últimos días en General Conesa (Río Negro), aproximadamente 45°. En un momento el viento nos quemaba, no había sombra, no había árboles y cuando paramos en una Estación de Servicio las cosas de la heladera estaban calientes. Lo sufrimos, no se podía respirar. Sandra llegó descompuesta a Río Colorado pero después se recuperó.
¿Tuvieron que viajar con lluvia?
D.C.: Nos tocaron días de lluvia, por ejemplo la mañana que fuimos al glaciar Perito Moreno se largó a llover pero cuando entramos al Parque Nacional dejó de llover y así pudimos disfrutarlo.
¿Cómo fue el viaje de vuelta?
D.C.: Siempre la vuelta es más rápida porque queremos llegar a casa. Por ejemplo paramos en Las Grutas (Río Negro) y a mí me gusta el mar pero lo único que hicimos fue parar a comer porque queríamos llegar.
S.R.: Paramos solamente a conocer la Pingüinera en Punta Tombo, la Lobera en Caleta Olivia y Las Grutas… después seguimos porque queríamos llegar.
¿Cuál es el próximo viaje que piensan hacer?
S.R.: La parte que nos quedó de la Ruta 40 para el norte de nuestro país. Pasamos cuando fuimos a Machu Picchu pero es muy lindo para quedarse y conocer.