La construcción de la verdad colectiva es hoy una enorme tarea, cuyo disparador es la acción del periodista, la cual se nutre con el aporte de los miembros de la comunidad, mediante la interrelación que facilitan las redes sociales y la multiplicidad de canales que ofrece la tecnología.
El rol del periodista sigue siendo afrontar el desafío de convertirse en el ordenador de ese cúmulo de informaciones que se propagan en sociedades cada vez más abiertas, diversas y plurales.
Esta simple descripción de los desafíos del periodismo moderno tropieza, sin embargo, con múltiples inconvenientes donde las agresiones verbales y a veces físicas e institucionales siguen siendo parte del quehacer cotidiano.
Esta jornada debe ser, entonces, un espacio de reflexión sobre algunos “castigos y penitencias, a veces directa o indirectamente” donde autoridades, dirigentes y personalidades de distintos ámbitos emprenden contra la tarea de difundir actos de corrupción, procedimientos policiales, estadísticas serias sobre pobreza, salud, cuidado del medio ambiente, y sobre todo debemos hacer hincapié en el respeto al libre pensamiento. Periodismo no es tener “Lengua Filosa”, su verdadera misión es convertirse en una “Voz de Alerta”; mediante el respeto a la disidencia.